Ivan Puskovitch, un talentoso nadador de 23 años, está listo para representar a Estados Unidos en el evento de natación de maratón de 10 kilómetros en los Juegos Olímpicos de París 2024.
Pero su historia va más allá del deporte: es un testimonio de resiliencia y del apoyo inquebrantable de su madre, Robyn Rabinovitch.
Un viaje de superación
La travesía de Ivan y Robyn no ha sido fácil. En el pasado, ambos enfrentaron la dura realidad de vivir sin hogar. Sin embargo, su determinación y el amor de madre e hijo los han llevado a superar adversidades inimaginables. «Fue un esfuerzo conjunto… hay tanta gente involucrada en el camino, y ella está al frente de esa lista», comentó Ivan en una entrevista con «Good Morning America».
El poder del apoyo comunitario
La historia de Ivan y Robyn se hizo viral después de que sus familiares iniciaran una campaña de financiación colectiva para reunir los fondos necesarios para que Robyn pudiera viajar a París y apoyar a su hijo en persona. Gracias a la generosidad de la comunidad, lograron recaudar más de USD$29.000. «Creo que ella merece ver la carrera», afirmó Ivan. «[Ella] es la más merecedora de ver la culminación de todo ese sacrificio».
Desafíos superados para los JJOO
Desde una edad temprana, Ivan mostró un talento excepcional en la piscina. Bajo la tutela de su madre, quien fue su principal entrenadora hasta los 13 años, Ivan rompió récords y superó expectativas. A los 7 años, nadó una carrera de estilo libre de unos
457.2 metros y a los 10 años, ya había establecido un nuevo récord nacional para su grupo de edad.
A pesar de las dificultades económicas, Robyn se aseguró de que su hijo tuviera las mejores oportunidades para desarrollar su talento. Envió a Ivan a una escuela privada para apoyar su entrenamiento de natación después de que su entrenador se retirara para formar una familia. «Trabajé en cualquier empleo que pude, sabiendo que tendría que enfrentar esos desafíos para asegurarme de que pudiera seguir con su natación», explicó Robyn.
Llegar a los Juegos Olímpicos
El 9 de agosto, Robyn estuvo en las gradas, observando con orgullo cómo su hijo competía en uno de los eventos más prestigiosos del mundo. Su historia no solo es un ejemplo de la importancia del apoyo familiar, sino también un recordatorio del poder de la perseverancia y la comunidad.
La participación de Ivan en los Juegos Olímpicos de París se destaca entre las muchas historias personales que existen entre los atletas, bien sean buenas o malas. Este es un triunfo no solo para él, sino para todos aquellos que han creído y apoyado su viaje desde el comienzo.
