Relatos espeluznantes se desprenden de las víctimas de una banda de delincuentes que secuestraba, torturaba y asaltaba a mujeres en Medellín, Colombia, y cuyo accionar es público gracias a una investigación de la revista Semana.
«Me intimidó con un cuchillo, me lo colocaba en los ojos y en las partes íntimas, diciéndome que si no le daba las claves del celular me iba a chuzar» dijo una de las tantas mujeres que se cruzaron con estos delincuentes.
La pesadilla de la tortura: relatos escalofriantes
La Fiscalía reveló que las mujeres eran llevadas a hoteles y apartamentos, donde comenzaba su calvario. Allí, eran sometidas a tormentos sádicos que parecían diseñados para medir cuánta agonía podían soportar.
Una víctima relató: «Me desnudaron y me amarraron. Me cortaron con un cuchillo, me tiraron boca abajo y me quemaron la espalda». Estas historias reflejan la barbarie a la que fueron sometidas, con quemaduras en los ojos y partes íntimas, cortes y amenazas de muerte constantes.
Un grupo con odio misógino: la brutalidad no conoce límite
Los testimonios recopilados por la Fiscalía muestran que no se trataba de simples asaltantes. Era un grupo de individuos enfermos, encabezados por Miguel Ángel Botero Mosquera, de 24 años, y su novia, María Paula Sierra, conocida como Dulce María.
Esta última, siendo mujer, mostraba un odio aún mayor hacia las víctimas, torturándolas sin piedad. «Me cortó el cabello con un cuchillo y me rayó el pezón», relató una de las sobrevivientes.
Un operativo con retrasos: el sinsabor de la justicia tardía
Aunque las capturas en Medellín fueron un éxito, persiste la frustración por la falta de acción en el pasado. Según la revista Semana, esta misma banda había operado en Bogotá dos años antes, con la misma brutalidad.
A pesar de las denuncias, las autoridades no tomaron medidas, permitiendo que estos delincuentes continuaran con sus crímenes en otra ciudad. «La Fiscalía de Barbosa nos dejó un legado de oídos sordos», lamentó Alejandro Carranza, abogado de las víctimas en Bogotá.
Justicia al fin: los criminales tras las rejas
Finalmente, la Fiscalía imputó cargos por secuestro extorsivo, tortura, concierto para delinquir y hurto. Las pruebas son contundentes: videos, audios y chats detallan los macabros planes y el odio que expresaban por sus víctimas.
Aunque los capturados niegan su culpabilidad, las evidencias son claras. Esta vez, su perversidad ha sido frenada y todos han sido enviados a prisión.
Con información de Semana
