Un estudio realizado por investigadores del Instituto de Métricas y Evaluación Sanitarias de la Universidad de Washington, revela que la mayoría de los países del mundo no tendrán tasas de fecundidad suficientemente altas para mantener su población en 2100.
Se espera que este descenso en la fecundidad mundial tenga «pros y contras potenciales», según los expertos, citados por Europa Press.
En Europa, las tasas de fecundidad ya están por debajo de lo necesario para mantener el crecimiento demográfico, y se pronostica un descenso aún mayor en las próximas décadas. Países como Italia, España y Andorra se proyectan como los más afectados, con tasas de fecundidad cada vez más bajas.
Los expertos advierten que las bajas tasas de fecundidad pueden tener efectos tanto positivos como negativos en diversos aspectos sociales y económicos, desde la atención sanitaria hasta la geopolítica.
Sin embargo, también señalan que imponer políticas pro natalidad no debería ser la respuesta, y que es necesario abordar los múltiples factores que contribuyen al descenso de la fecundidad, como la educación, el acceso a anticonceptivos y el aplazamiento de la paternidad.
Este fenómeno de descenso en las tasas de fecundidad, aunque en cierto sentido refleja un éxito en términos de acceso a anticonceptivos y oportunidades educativas y laborales para las mujeres, plantea desafíos significativos para el futuro demográfico de Europa y el mundo en general.