En la sala de un cine cualquiera, el relato de un payaso asesino que conoce las peores pesadillas de la gente refuerza la conocida coulrofobia, miedo irracional a estos personajes de cara pintada, zapatos grandes y pelucas de colores.
Paralelamente, en otro sitio del mundo, probablemente otro bufón esté divirtiendo a un grupo de niños, con trucos y chistes, hechos alrededor de un cumpleañero, que agradece la presencia del animador.
Hoy 5 de noviembre es el Día Internacional del Payaso, un personaje ancestral que vive para el entretenimiento, pero que muchas veces debe llevar el estigma de representaciones macabras, que parecen estar desapareciendo de las celebraciones… o al menos en su forma tradicional.
Apreciación negativa de los payasos
Expertos aseguran que la coulrofobia no viene sola, nace siempre de una experiencia traumática, un efecto psicológico o un estímulo social, por lo que los medios podrían ser un detonante.
El caso de Pennywise, el personaje de la película de terror “It”, basado en la novela del laureado escritor Stephen King, es quizás el más macabro y extremo, pero no el único que se puede ver en el mundo del cine.
Incluso cintas de Pixar como ‘Intensamente', muestran un visión tenebrosa del bufón, a través de Jangles El Payaso, presente en las pesadillas más oscuras de su protagonista Riley Andersen.
Aunque en esta oportunidad, el gigante de cara pintada, globos oculares verde, y mazo de caricatura, no resulta tan espantoso, la idea es la misma que en It., asustar al espectador, y estigmatizar al animador, de una manera consciente, o no.
Mucho más que el estigma
Pensar solamente en el carácter negativo que gira en torno al payaso, no sólo es simplista sino ofensivo. Más allá de chistes tontos, toda vez que en muchas culturas jugó un papel importante al traducir en idioma comedia, los males de la sociedad.
La historia de este personaje se remonta a la corte de faraón durante la Quinta dinastía egipcia, en el año 2500 a. C. cuando se dedicaban a entretener a los monarcas, al parecer fácilmente cansados de la rutina.
Sin embargo, fue poco tiempo después que se convirtió en un oficio, específicamente en China. En el gigante asiático comenzaron a viajar formalmente en carpas y caravanas como parte de la corte de entretenimiento de los reyes en el siglo II A.C.
“Al mismo tiempo, en Grecia y posteriormente en Roma, aparecen en las comedias atelanas como tradición que forma parte de una obra teatral” comenta un documento publicado en internet.
Luego en México, comenzó a desarrollarse un grupo más amplio, con carácter circense, que incluía personas de pequeña estatura, jorobados y bufones muy parecidos a los arlequines europeos. Incluso registros señalan que el papel de los payasos y los sacerdotes de la antigua cultura azteca, lo ocupaba la misma persona.
“Parece plausible que la locura y los tontos, como la religión y la magia, satisfagan algunas necesidades profundamente arraigadas en la sociedad humana” escribió el teólogo luterano y sociólogo vienés, Peter Berger, en un análisis mucho más profundo que la representación de Ronald McDonalds o Jangles de Intensamente.
De hecho esta no es una concepción construida en la modernidad. La mayoría de los pueblos nativos (especialmente los norteamericanos), tiene a una figura equivalente al bufón, para hablar de temores, dolencias y complejidades, en una clave digerible para las tribus.
Después se le asoció casi exclusivamente con el circo, y desarrolló una imágen mucho más grotesca y exagerada que se afianzó a finales del siglo XIX y principios del siglo XX: cara pintada de blaco, zapatos absurdamente enormes, cabellos de colores, narices rojas, y demás extravagancias.
Función social del payaso
A pesar de que en occidente el payaso ha sido visto generalmente como alguien tonto o tenebroso, la realidad es que podría cumplir una función social muy importante para desmenuzar la realidad del mundo, y hacerla mucho más llevadera.
Esta bondad es reconocida por organizaciones como Amnistía Internacional, que refirió en el 2017 que “el payaso, como otros artistas, posee la capacidad de comunicar valores y de despertar voluntades en favor de los Derechos Humanos”.
Un ejemplo de esto puede ser el proyecto conocido como “Payasos de hospital”, una iniciativa que se ha reproducido en el mundo, gracias al trabajo realizado por el médico norteamericano Hunter Doherty, mejor conocido como Patch Adams, que lleva alegría a los niños internados en centros de salud.
“Payasos Sin Fronteras (PsF)” es otro ejemplo. Una organización sin fines de lucro, que a través de las artes escénicas lleva ayuda humanitaria a zonas en conflicto o de desastres naturales.
Los ejemplos son casi inagotables, y a estos dos se suman otros como “Henyoka Clown y Asociación Ayeklauwn, Payasos Socioeducativos”, y “Clandestine Insurgent Rebel Clown Army (CIRCA)”.
Algunos artistas del rubro insisten en que no se debe perder de vista la función principal del payaso, que es entretener y hacer reflexionar al público, y rechazan las connotaciones negativas que han surgido alrededor de una figura ancestral, que es mucho más que zapatos gigantes y pelucas de colores, a pesar de los estigmas.