Expertos aseguran que el uso de biomarcadores puede lograr una detección temprana del párkinson, y por lo tanto ralentizar la evolución del trastorno neurodegenerativo.
«La utilización de biomarcadores que nos ayuden a un diagnóstico lo más precoz posible son de gran ayuda para tratar mejor a nuestros pacientes», señaló el doctor Rafael Arroyo González, jefe del servicio de Neurología del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid.
Los biomarcadores son todos aquellos que se pueden medir desde el punto de vista clínico, a través de la sangre, del líquido cefalorraquídeo o de las técnicas de diagnóstico de imagen, como la resonancia magnética y la tomografía PET por emisión de positrones.
«Los biomarcadores más importantes son aquellos que se realizan con estudios de Medicina Nuclear, ya que permiten observar el metabolismo de la dopamina que puede alterarse en fases muy precoces y nos ayuda a diferenciar el Parkinson de otras enfermedades» agregó el doctor Arroyo González.
Día Mundial
En 1997 la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó el 11 de abril como el Día Mundial del Parkinson, en homenaje al neurólogo James Parkinson, para sensibilizar sobre esta enfermedad que actualmente no tiene cura.
James Parkinson fue un médico británico que en 1817 descubrió que el síntoma predominante de la enfermedad era la alteración del movimiento.
El párkinson es una enfermedad neurodegenerativa crónica y progresiva del sistema nervioso, que causa daños neurológicos y se manifiesta con la alteración del control y la coordinación de los movimientos del cuerpo.
Cuando nos referimos a enfermedades neurodegenerativas, lo primero que viene a la mente es el Alzheimer, sin embargo, el párkinson es la segunda más frecuente.
Pese a ser una enfermedad que no tiene cura, hay tratamientos que pueden mitigar los síntomas, como la terapia física y ocupacional, y los medicamentos que aumentan la dopamina en el cerebro, que ayuda a controlar los síntomas.
Este trastorno que ataca al sistema nervioso de forma crónica y progresiva, afecta a una de cada 100 personas mayores de 60 y la OMS estima que, para el año 2030, habrá alrededor de 12 millones de pacientes con párkinson.
En las personas con esta enfermedad, el 70-80% de las células productoras de dopamina se deterioran de forma gradual y se pierden. Es lo que se conoce con el nombre de neurodegeneración, un proceso celular que ocurre de forma natural con el envejecimiento pero que, con el párkinson, es mucho más acelerado.
Sin embargo, lo fundamental para enfrentar esta enfermedad de la mejor forma posible, es una detección temprana para iniciar con los tratamientos y se ralentice el desarrollo de la enfermedad.
¿Cuáles son los principales síntomas de la enfermedad?
La mayoría de los síntomas aparece de forma discreta y después se manifiestan de forma más aguda. Algunos de ellos son:
- Temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara
- Rigidez en los brazos, las piernas y el tronco
- Lentitud de los movimientos
- Problemas de equilibrio y coordinación
Esta enfermedad suele comenzar alrededor de los 60 años, aunque puede aparecer antes, siendo más común en hombres que en mujeres.
En los casos más críticos, una cirugía y la estimulación cerebral por medio de electrodos, pudieran ayudar a reducir el impacto de los síntomas.
Este día distintas organizaciones y asociaciones de pacientes que padecen la enfermedad realizan eventos y conferencias para sensibilizar sobre la enfermedad que afecta alrededor de siete millones de personas en el mundo.