Lograr el descanso del cerebro es un proceso necesario que se debe aplicar en los seres humanos, en especial en aquellos que tienen la vida repleta de actividades y estímulos. Estudios resaltan que lo primordial para lograrlo es desconectarse y dormir, aunque sea difícil apartarse de las actividades diarias.

Según Victoria Garfield, investigadora principal de la Unidad del Consejo de Investigación Médica para Lifelong Health and Aging y profesora del University College London, «lo que sucede en el cerebro cuando dormimos, en términos sencillos, es esencialmente que tiene la oportunidad de no estar conscientemente involucrado en un cambio de tareas durante todo el día», refiere CNN.

Destaca que la función cognitiva mejora cuando se duerme y por ende la persona se siente mejor porque las células cerebrales tuvieron la oportunidad de descansar, regenerarse y reponerse.

Según las investigaciones realizadas por la científica y su equipo, las siestas habituales durante el día se asocian con un mayor volumen cerebral total.

De hecho, realizaron un estudio que fue publicado en la revista Sleep Health en junio, que analizó datos, incluidas resonancias magnéticas, de más de 35.000 adultos en el Biobanco del Reino Unido, que demostró esta teoría.

Basado en esto Garfield tiene cinco consejos prácticos para lograr que el cerebro descanse:

Dormir lo suficiente

Lo ideal sería dormir entre siete y nueve horas por noche para los adultos, dependiendo de la edad, explica Garfield. Además se debe hacer mucho hincapié en la dieta, en tener un peso saludable, en hacer ejercicio y en no padecer diabetes.

Establecer un horario de sueño coherente

Es ideal acostarse y levantarse a la misma hora los siete días de la semana, aunque resulte difícil, dice Garfield. Esto es importante porque parara al organismo para dormir esas siete o nueve horas necesarias. «Muchos de nosotros no lo hacemos» insiste.

Acomódarse para una breve siesta

30 minutos de sieta diaria son necesarios, porque se sabe que eso es bastante beneficioso para el cerebro. Así que, literalmente, es una buena idea parar, recostarse y dormir para luego seguir.

Hacer ejercicio

Dormir y echarse la siesta no son las únicas formas de dar un respiro al cerebro. Moverse también es importante. Hay muchas pruebas que sugieren que salir a la calle y dar un paseo es realmente beneficioso, sobre todo desconectar de los dispositivos y estar en contacto con la naturaleza.

Hacer algo que no requiera pensar demasiado

La meditación y la atención plena es muy obvio. Pero, en realidad, a mucha gente le resulta muy difícil, ante esto Garfield recomienda otras actividades que requieren menos energía cerebral: Ver la televisión (pero nada relacionado con el trabajo, recalca Garfield) o incluso hacer las compras, además de decirle adiós a los aparatos electrónicos una hora antes de ir a la cama por la noche.