El enigmático crimen de Asunta Basterra

El enigmático crimen de Asunta Basterra es un caso que mantuvo a toda una nación en vilo, convirtiéndose en un fenómeno que capturó la atención tanto de la opinión pública como de los medios de comunicación.

La trágica historia comenzó con la adopción de la pequeña procedente de China por parte de Alfonso Basterra y Rosario Porto, un adinerado matrimonio de Santiago de Compostela, Galicia, España.

Bajo el nombre de Asunta Basterra, la niña creció en un entorno que aparentaba ser feliz y privilegiado, hasta que la realidad, revelada por la investigación policial y judicial, mostró una faceta completamente diferente.

Los acontecimientos de 2013, ahora adaptados en la serie «El caso Asunta» de Netflix, desentrañan un relato lleno de suspenso y misterio, aunque basado en hechos verídicos y con elementos creativos para preservar la identidad y mantener un ritmo narrativo.

El relato desgrana la intrincada trama que rodea la desaparición y posterior hallazgo del cadáver de Asunta, cuya vida estuvo marcada por una serie de sucesos que apuntaban a sus padres adoptivos como principales sospechosos.

La niña mostraba un alto coeficiente intelectual desde temprana edad, destacándose en sus estudios en colegios privados y demostrando habilidades lingüísticas sobresalientes.

Disfrutaba de momentos felices con su familia durante las vacaciones y era querida por sus abuelos adoptivos, lo cual hizo mucho más complicado obtener respuestas en torno al enigmático crimen de Asunta.

Una desaparición inesperada

Sin embargo, el destino de Asunta tomó un giro sombrío cuando, a pocos días de cumplir los 13 años, Alfonso y Rosario denunciaron su desaparición en la noche del sábado 21 de septiembre de 2013.

Horas más tarde, el cuerpo sin vida de la niña fue encontrado atado con cuerdas de color naranja en una zona boscosa al sur de la ciudad.

La colaboración inicial de los padres en la investigación se vio eclipsada por el descubrimiento de evidencias incriminatorias, como las cuerdas similares encontradas cerca del lugar del hallazgo y las altas dosis de lorazepam detectadas en el cuerpo de Asunta.

Las diferentes versiones ofrecidas por Rosario y Alfonso sobre sus movimientos durante la tarde de la desaparición también generaron sospechas.

El proceso judicial, que culminó con la condena de Rosario Porto y Alfonso Basterra por asesinato, dejó numerosas incógnitas sin resolver. ¿Cuál fue el móvil del enigmático crimen de Asunta? ¿Cómo se gestó la trágica noche del 21 de septiembre de 2013?

Mientras Rosario Porto optó por el suicidio en prisión en 2020, Alfonso Basterra cumple actualmente su condena hasta 2031.

En una carta enviada desde la cárcel al creador de la serie, Basterra reiteró su inocencia y expresó su profundo pesar por no haber podido proteger a su hija del verdadero culpable.

Antecedentes sospechosos

Los antecedentes que rodean al caso son motivo de sospecha, ya que el proceso para esclarecer los hechos se extendió por más de dos años desde la muerte de Asunta.

Durante este tiempo, las investigaciones arrojaron luz sobre la turbulenta relación del matrimonio con la niña, influenciando así la investigación y el juicio subsiguientes.

El año 2013 fue particularmente tumultuoso para la abogada y el periodista. En enero, él descubrió la infidelidad de ella, lo que casi lleva a un divorcio inmediato, aunque finalmente llegaron a un acuerdo para compartir la custodia de Asunta en los meses siguientes.

Como parte de este pacto, Alfonso se trasladó a un apartamento cercano a la residencia de Rosario y Asunta.

En julio, ocurrió un incidente preocupante cuando un hombre enmascarado ingresó presuntamente a la habitación de Asunta por la noche e intentó estrangularla. Aunque Rosario sorprendió al intruso, no se presentó ninguna denuncia a la policía.

Durante ese mismo mes, la niña mostró signos de somnolencia en sus clases de música y confesó a su profesora que su madre le administraba polvos para dormir.

La investigación policial reveló que Alfonso adquirió varias cajas del sedante lorazepam tanto en julio, coincidiendo con los episodios de somnolencia en clase, como en septiembre, días antes del fallecimiento de Asunta.

Los hechos del enigmático crimen de Asunta

El proceso judicial y la reconstrucción de los hechos que culminaron en el enigmático crimen de Asunta, se extendieron por más de dos años desde el fallecimiento de la niña.

La fase oral del juicio comenzó en junio de 2014, con la Fiscalía solicitando 18 años de prisión para cada uno de los progenitores, mientras que la acusación popular pedía 20 años.

El juicio inició el 29 de septiembre de 2015, después de la selección del jurado y con la participación de 84 testigos y 60 peritos, generando una gran atención mediática en la Audiencia Provincial de La Coruña.

Durante el proceso judicial, se evaluaron todas las evidencias disponibles para reconstruir los eventos.

Los forenses no lograron determinar la hora exacta de la muerte de Asunta, estimándola entre las 19 y las 20 horas del 21 de septiembre. Esto llevó a la investigación a basarse en testimonios de testigos y videos de cámaras de vigilancia.

La reconstrucción de los investigadores detalla los acontecimientos del fatídico 21 de septiembre de 2013, desde la salida de Asunta de su casa hasta la denuncia de su desaparición por parte de sus padres en la comisaría central de Santiago de Compostela

Las horas de crimen

  • Asunta salió de su casa en Santiago de Compostela a las 13:55, cuando fue grabada por una cámara de seguridad de camino al piso de su padre. Allí almorzó con Alfonso y Rosario. Después volvió sola a casa de su madre, según captó la misma cámara a las 17:21.
  • A las 18:12, Rosario fue vista entrando en su garaje, desde donde salió para dirigirse a la vivienda secundaria de la familia en la localidad de Teo, donde después aparecieron las cuerdas. Cuando acudió a comisaría para denunciar la desaparición de Asunta, Rosario Porto alegó haber dejado a la niña sola en su casa de Santiago a las 19:00 y que al regresar unas horas después la joven ya no estaba allí. Sin embargo, una cámara de una gasolinera grabó el paso del auto con Rosario y Asunta juntas de camino a Teo.
  • A las 18:35, se desactivó la alarma en la casa de Teo.
  • A las 20:53, la alarma de la casa de Teo se activó nuevamente. Alrededor de esa hora, un vecino saludó a Rosario, quien estaba en su auto, pero no vio a la niña.
  • Por su parte, Alfonso -que testificó haber pasado toda la tarde en casa leyendo- fue captado por las cámaras de seguridad cerca de su vivienda a las 21:00 y el móvil de Asunta registra una conexión a las 21:05. Posteriormente, se realizaron unas 20 llamadas desde el móvil del padre a varios teléfonos.
  • La noche avanzó y a las 22:31 los padres denunciaron la desaparición de su hija adoptiva en la comisaría central de Santiago de Compostela.
  • La tragedia se confirmó en la madrugada, cuando una pareja de jóvenes encontró el cuerpo sin vida de la niña y alertó a la Guardia Civil a la 01:39.
  • El levantamiento del cuerpo tuvo lugar a las 07:00 del domingo 22 de septiembre.

Los resultados del juicio

Finalmente, el jurado declaró culpables a Rosario Porto y Alfonso Basterra el 30 de octubre de 2015, por el enigmático crimen de Asunta con una sentencia de 18 años de cárcel para cada uno por asesinato con agravante de parentesco y abuso de autoridad.

El móvil del crimen sigue siendo un misterio, con varias teorías, como problemas emocionales, económicos o sexuales, pero ninguna concluyente. El caso permanece lleno de interrogantes sin resolver.

Después de dos intentos infructuosos, Rosario Porto se quitó la vida en prisión el 18 de noviembre de 2020, mientras que Alfonso Basterra está cumpliendo una condena que se extiende hasta 2031.

En 2017, desde su reclusión, Basterra escribió una carta al creador de la nueva producción de Netflix, así como al responsable del anterior documental «El caso Asunta: Operación Nenúfar» del mismo año, Ramón Campos.

En esta misiva, reiteró su inocencia, lamentó no haber podido proteger a su hija del verdadero «asesino», y expresó su deseo de «desaparecer» una vez fuera de prisión.

«Solo tengo un motivo para seguir adelante», escribió Alfonso Basterra, «y no es otro que recuperar mi libertad y reunirme con mi hija, nunca antes. Mi verdadero castigo no es la cárcel, sino no haberla protegido cuando más me necesitaba. Es algo que nunca podré perdonarme.

«Así que cuando llegue mi fallecimiento, ruego que se descorche una botella de cava y se brinde con los seres queridos. Solo entonces entenderán que he recuperado mi felicidad. Mi hija me necesita, y yo a ella».

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