El año pasado la crisis de drogas cobró la vida de más de 110.000 personas en Estados Unidos, y dos tercios de esas muertes fueron causadas por el fentanilo, un opioide 50 veces más potente que la heroína.
El fármaco fue concebido originalmente como un analgésico para cirugía y también se usa para mitigar el dolor intenso en pacientes con cáncer. Sin embargo, también es demandado por los más de 2 millones de adictos a los opioides en EEUU.
En septiembre el Departamento de Salud de Nueva York informó que el 81% de las muertes por sobredosis en la ciudad son causadas por el consumo de fentanilo y de acuerdo con cifras oficiales, en lo que va del año, los fallecimientos relacionados con adicciones se han incrementado 12% respecto a lo registrado en 2022.
La magnitud de la crisis y la viralización de las imágenes de adictos bajo los efectos del fentanilo, ha llevado al presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, a intensificar los esfuerzos para frenar esta situación.
Es por ello el gobierno federal aplicó una nueva ley para controlar la cadena de suministro de los fábricas de insumos químicos, para evitar que caigan en manos de los carteles de la droga y los blanqueadores de dinero que dinamizan el comercio ilícito de estas sustancias.
«Las muertes por fentanilo son la peor crisis de sobredosis de drogas en la historia de Estados Unidos», señaló David Herzberg, historiador de las drogas de la Universidad de Buffalo y autor de White Market Drugs.
Para el académico no es sorpresa que se esté viendo una reacción de las autoridades y una guerra contra el fentanilo.
Aunado a eso, el gobierno estadounidense ha emitido acusaciones penales contra las empresas chinas que producen los compuestos químicos para fabricarlos y que los carteles mexicanos contrabandean y venden de forma ilegal.
«No importa en qué parte del mundo se encuentre, el gobierno de Estados Unidos está comprometido a perseguir a quienes dañan a los estadounidenses», dijo Rahul Gupta, zar antidrogas de la Casa Blanca, al Financial Times.
Sin embargo, los expertos cuestionan cuán efectiva puede ser la guerra contra el fentanilo, a diferencia de las materias primas con las que se elaboran la cocaína, la heroína y la marihuana, ya que al ser una droga sintética, requiere muy poca mano de obra y recursos para producirse.
«El fentanilo es sintético, relativamente fácil y barato de producir. También está disponible con receta y se utiliza en nuestros hospitales, por lo que detener el suministro que cruza la frontera no va a detenerlo», apuntó Mary Sylla, directora de políticas de la Coalición Nacional para la Reducción de Daños.
Cada pastilla se puede vender al por mayor por solo 50 centavos de dólar en Estados Unidos, y los vendedores ambulantes pueden ganar hasta 3 dólares por pastilla en la ciudad de Nueva York, según los fiscales estadounidenses.
