La figura paterna es esencial para la identificación del hijo, demostrando que es un ser genuino e independiente. En la crianza de los hijos, el rol del padre no puede ser subestimado.
Según Marisa Barrera, Licenciada en Psicología Clínica del Hospital Clínicas Caracas, desde el nacimiento, el padre ejerce un rol de protector, brindando apoyo, contención emocional y seguridad a la madre, y posteriormente asume una función crucial en el desarrollo del bebé al introducir normas, límites y autoridad en la psique infantil, de acuerdo con la web de El Universal.
En los primeros meses de vida, la relación simbiótica entre el bebé y la madre es fundamental para su supervivencia y desarrollo inicial.
Sin embargo, la figura paterna interviene crucialmente en este proceso al facilitar la individualización del niño, permitiéndole comprender que no es una extensión de su madre, sino un individuo único y auténtico.
¿Cuál es el rol del padre?
La web de dptejiendoredes.com lo plantea así: «La madre es quien prepara al niño para la vida a través del amor y los cuidados, y el padre le dice cómo salir a la vida y explorarla. Es por esto que la figura paterna sea imprescindible en el desarrollo del niño. Su función es prepararle para asumir una cruda realidad; ‘el mundo no gira a mi alrededor‘.
Esta separación favorecida por la figura paterna influye significativamente en el desarrollo emocional, autoestima y futuras relaciones interpersonales del hijo.
El papel del padre en la vida de un niño se extiende más allá de la protección inicial. La figura paterna es vital para la introducción de normas y límites que el niño internaliza gradualmente.
Estas normas establecen un orden intrapsíquico y ayudan en la formación de una estructura mental que permitirá al niño desarrollar relaciones sanas con otras figuras de autoridad, como maestros y jefes, en el futuro.
La figura paterna, al ser una de las primeras figuras de identificación, contribuye de manera significativa en la construcción de la identidad del hijo.
Si la función paterna se desempeña de manera efectiva, ayudamos a que las niñas no busquen reemplazos paternos en su vida adulta y reducimos la tendencia a la violencia en los niños, quienes aprenden a canalizar sus impulsos mediante el apoyo de su padre.
El rol paterno en ausencia de papá
Cada miembro de la familia cumple una función específica, y ninguna madre puede sustituir completamente a un padre, al igual que un hombre no puede sustituir completamente a una madre.
La figura paterna y la figura materna desempeñan roles únicos dentro de la dinámica familiar. Según el doctor Alfonso Correa, jefe de la Unidad de Psiquiatría Infantil de Clínica Alemana, citado por El Universal, la presencia del padre ayuda al hijo a entender que las relaciones no son excluyentes y que es posible querer a varias personas simultáneamente.
La figura paterna también está asociada a la internalización de normas y el ‘deber ser’, facilitando la integración en una sociedad donde se deben respetar ciertas reglas para una buena convivencia.
Marisa Barrera añade que, en ausencia del padre, el rol paterno puede ser asumido por una figura cercana, como un tío, abuelo o padrino, para llenar ese vacío. Lo importante es la presencia simbólica de la masculina en la psique del individuo, ya que esta presencia determina la estructura de la personalidad y las actitudes del niño a medida que crece.
Con el tiempo, la figura paterna ha evolucionado de ser vista solo como un proveedor económico y figura de poder, a ser una parte integral de la vida cotidiana del niño, involucrándose activamente en las labores del hogar y en el cuidado de los hijos.
Las consecuencias de crecer sin una figura paterna
La falta de una figura paterna puede afectar profundamente el desarrollo emocional y psicológico de los niños. Sin un modelo masculino directo, pueden enfrentar dificultades en la formación de su identidad y autoestima.
La profesora Victoria Cabrera del Instituto de La Familia en Colombia, señala que «sin tener un modelo directo de masculinidad en sus vidas, (los niños y niñas) pueden experimentar dificultades en la construcción de su identidad y autoestima».
Citada por la Universidad de La Sabana, cabrera asegura que existen gestos y comportamientos únicos y necesarios en el ámbito masculino. «Por ejemplo, un beso áspero en la cara, un tono de voz firme y grave al dar instrucciones, así como el abrazo con un estilo varonil. Estas acciones, que por naturaleza no pueden ser realizadas por una madre, son inolvidables y crean un sello indeleble en los hijos».
