A partir de este martes 31 de mayo, el gobierno cubano decidió poner fin a la obligatoriedad del uso del tapabocas, barbijo o nasobuco en los espacios públicos, en vista de los altos niveles de inmunización en la población y la baja propagación que ha tenido el COVID-19 en la isla.
“Los niveles de inmunización que hemos alcanzado en nuestra población son una gran fortaleza que nos distingue de la mayoría de las naciones en el mundo. El reto está en aprender a convivir con la Covid-19 y entre todos seguir devolviendo vitalidad a las principales actividades económicas, sociales y de servicios”. Sostuvo José Ángel Portal, ministro de Salud Pública.
Según datos oficiales, aproximadamente 93% de los cubanos están vacunados contra la COVID-19, una de las tasas de vacunación más altas del mundo, solo detrás de Portugal y los Emiratos Árabes Unidos. Todo esto con vacunas desarrolladas y producidas en la isla.
Las vacunas Abdalá y Soberana, desarrolladas en Cuba, pese a que aún no tienen la certificación de la Organización Mundial de la Salud, han demostrado tener un porcentaje de efectividad alto. Abdalá, por ejemplo, tiene 92,28% de efectividad en su esquema de tres dosis.
“Resultado evidente del impacto de nuestras vacunas y de la estrategia nacional de vacunación, que de conjunto con el resto de las medidas higiénico sanitarias aplicadas, nos han permitido transitar hoy por un escenario con bajo nivel de transmisión del virus” resaltó José Ángel Portal.
Hasta este domingo 29 de mayo, Cuba reportó 32 nuevos casos de COVID-19 y ningún fallecido por la enfermedad. Actualmente hay 192 casos activos, según informó el Ministerio de Salud Pública.