Vantaa (Finlandia) (AFP) – En esta fábrica finlandesa, los agricultores del futuro, inclinados sobre sus ordenadores, producen una proteína alimentaria alimentando a un microbio con aire y electricidad, lejos de la agricultura tradicional.
La agricultura celular, que implica producir alimentos o nutrientes a partir de cultivos celulares, se considera cada vez más una alternativa ecológica a la ganadería, una de las principales causas de las emisiones de gases de efecto invernadero.
La carne, los huevos o la leche producidos en el laboratorio han despertado el interés de los científicos que han intentado cultivar células animales. Pero sus detractores consideran que el proceso es “antinatural”, costoso y que consume mucha energía.
El Grupo Solar Foods va más allá y en su sitio recientemente inaugurado cerca de Helsinki, los científicos están implementando nueva tecnología para cultivar proteínas a partir de células, utilizando aire y electricidad.
Un microbio recibe dióxido de carbono, hidrógeno y minerales en un proceso que utiliza electricidad procedente de fuentes renovables.
Solar Foods ha conseguido crear un polvo rico en proteínas que puede utilizarse como sustituto del huevo o de la leche.
«Nuestra principal materia prima para el microbio la obtenemos del aire», explicó a la AFP Pasi Vainikka, director general de Solar Foods, durante una visita a las nuevas instalaciones de la empresa.
“Hemos lanzado la producción de la proteína más sostenible del mundo”, afirma.
Fundada por Vainikka y Juha-Pekka Pitkanen en 2017, Solar Foods inauguró en abril su “primera fábrica del mundo que produce alimentos a partir del aire”.
“Hoy en día se puede producir mucha proteína animal mediante la agricultura celular y podemos liberar tierras agrícolas y así reponer las reservas de carbono”, dice Vainikka, refiriéndose al proceso mediante el cual los bosques y los suelos absorben y almacenan carbono.
Un kilo de esta nueva proteína, llamada «soleína», emite 130 veces menos gases de efecto invernadero que la misma cantidad de proteína procedente de carne de vacuno en la Unión Europea, según un estudio realizado por especialistas en alimentación sostenible de la Universidad de Helsinki citado por Solar Foods.
En el laboratorio y el centro de control de la fábrica, unas diez personas supervisan la producción en sus pantallas.
“Estos son nuestros futuros agricultores”, afirmó el dirigente.
Parte de la solución
Transformar la producción y el consumo de alimentos está en el centro de la lucha contra el calentamiento global y la pérdida de biodiversidad, señala Emilia Nordlund, directora de investigación alimentaria de la organización pública finlandesa de investigación VTT.
Según las proyecciones, se espera que el consumo de carne aumente aún más en los próximos años.
“La producción industrial de alimentos, en particular la ganadería, es una de las principales causas de las emisiones de gases de efecto invernadero (y) de la pérdida de biodiversidad, de la eutrofización y del uso de agua dulce”, recuerda el científico.
Las nuevas tecnologías de producción de alimentos pueden ayudar a reducir las emisiones causadas por la agricultura intensiva y “diversificar la producción de alimentos”, afirma.
«Al mismo tiempo, necesitamos mejorar los métodos de producción de alimentos existentes para hacerlos más sostenibles y resilientes», añade.
Las tecnologías de fermentación utilizadas para producir nutrientes existen desde hace décadas, pero su desarrollo se ha acelerado con la aparición de nuevos proyectos de investigación en todo el mundo.
“El campo se encuentra en una fase de expansión, con las primeras fábricas de demostración construidas, como la fábrica de Solar Foods en Finlandia”, explica el experto.
Fermentación
Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Países Bajos e Israel se encuentran entre los países más activos en la agricultura celular.
«Estamos en una fase crucial, veremos qué empresas emergentes sobrevivirán», añade, considerando que los obstáculos administrativos están frenando su desarrollo en la Unión Europea.
Con ropa protectora para evitar la contaminación bacteriana en la fábrica, Vainikka muestra un tanque de acero gigante.
«Es un fermentador de 20.000 litros de capacidad», dice, y el microbio se multiplica dentro del tanque cuando se le suministran gases de efecto invernadero.
El líquido que contiene los microbios se extrae de la tina y se transforma en un polvo amarillento rico en proteínas con un sabor a “nuez” y “cremoso”.
“El fermentador produce cada día tanta proteína como 300 vacas lecheras o 50.000 gallinas ponedoras”, asegura Vainikka, o el equivalente a cinco millones de comidas anuales para el aporte proteico.
En el futuro inmediato, el principal objetivo de la pequeña fábrica finlandesa, que emplea a unas cuarenta personas, es «demostrar que la tecnología es viable» para atraer las inversiones necesarias a la espera de la aprobación reglamentaria europea.
La proteína ha sido autorizada para la venta en Singapur, donde algunos restaurantes la incluyen en los helados, pero aún no ha sido clasificada como producto alimenticio en la UE y Estados Unidos.
Para tener un impacto real, el objetivo es “construir una fábrica 100 veces más grande que ésta”, dice Vainikka.