Por lo menos en dos ocasiones la ubicación de tropas militares en territorio enemigo han sido reveladas por el uso de celulares: la primera en 2018 a soldados estadounidenses en Irak y Afganistán y este año Nuevo, unos 89 soldados rusos fueron víctimas de un ataque aéreo ucraniano, al rastrear la señal de sus dispositivos móviles.
Ucrania atacó la noche de Año Nuevo una base provisional rusa en Makéyevka -en la región anexionada de Donetsk- con un sistema de cohetes estadounidense HIMARS, y asesinó a 89 soldados, por lo menos. La ubicación de los militares fue dada por la señal emitida desde sus teléfonos celulares.
El teniente general Serguéi Sevriukov explicó en un video publicado por el Ministerio de Defensa, que “resulta obvio que la principal razón de lo ocurrido fue el encendido y uso masivo de teléfonos celulares por parte del personal al alcance del enemigo, lo que está prohibido".
El balance, sin embargo, podría ser más elevado que lo anunciado por las autoridades. Reporteros de guerra rusos afirman que cientos de personas murieron en Makéyevka. Las fuerzas ucranianas estiman que el saldo es de unos 400 soldados fallecidos.
Este ataque ha sido el más mortífero que ha sufrido Rusia tras su invasión a Ucrania en febrero pasado.
Sevriukov aseguró que se están tomando medidas para evitar que se repitan incidentes como ése, y que los responsables serán castigados. "Una comisión está trabajando actualmente para investigar las circunstancias de lo sucedido", indicó.
Apps y GPS
Hay que recordar que el uso de las señales de celulares como método de rastreo militar no es nuevo en el frente de batalla.
Las conversaciones intervenidas revelan posiciones de las tropas, el estado anímico, el material específico en cada zona y otros datos sensibles sobre el despliegue de fuerzas en el campo de batalla.
Ya en enero de 2018 el Pentágono tomaba medidas después de que el uso de los relojes inteligentes, reveló el mapa de calor de sus usuarios militares, y mostró varias bases secretas del Ejército de EEUU en Irak y Afganistán.
“Los militares recibieron una orden inmediata: desactivar el GPS de todos sus aparatos electrónicos, ya sean gubernamentales o personales. La orden del Pentágono llegó tras conocerse la ubicación de bases militares secretas por soldados desplegados que se ejercitaban utilizando la pulsera deportiva con geolocalizador Fitbit” se detalló.
The Washington Post recordó que, en 2013, el Pentágono distribuyó hasta 2.500 pulseras para optimizar el entrenamiento de sus soldados y combatir la obesidad.
Pero dicha información se puede verificar de forma remota –a través de su conexión con el celular del usuario- y el mapa de calor detectó una importante actividad en regiones como Kandahar (Afganistán), Taji, al norte de Bagdad; Qayyarah, situado al sur de Mosul; Speicher cerca de Tikrit y Al-Asad en la provincia de Anbar.
No solo eso, el mapa mostró además de zonas militares enclaves de inteligencia o puestos avanzados.
Del espionaje físico al rastreo de señales electrónicas
Con la guerra electrónica, en los campos de batalla en Ucrania, el simple acto de encender un celular puede provocar una tormenta de proyectiles.
Los radares de artillería y los controladores remotos para drones también pueden atraer fuego enemigo, explicó el diario Los Angeles Times en un artículo reciente titulado Guerra Electrónica es Crucial en Ucrania.
“La guerra electrónica es un aspecto clave, pero invisible, de la guerra de Rusia contra Ucrania. Ataca sistemas de comunicaciones, navegación y guía con el fin de localizar, cegar y engañar al enemigo y asestar golpes letales.
“La interferencia rusa con los receptores de GPS en los drones que Ucrania utiliza para localizar al enemigo y dirigir sus ataques artilleros es especialmente intensa en la línea de contacto”, aseguró el diario.
No es un dato menor que Ucrania destruyó recientemente al menos dos unidades móviles multi-vehículos de guerra electrónica, según anunció su ministerio de defensa.
Una rama muy importante de la guerra electrónica es la encargada de la intervención de comunicaciones enemigas. Para ello se emplean antenas de cobertura simuladas que se hacen pasar por las instalaciones desplegadas por las operadoras telefónicas, para obtener la mayor cantidad de datos sin que el usuario se dé cuenta.
Analistas consideran que Ucrania ha usado efectivamente tecnología e inteligencia de Estados Unidos y otros miembros de la OTAN, lo que le ayudó, por ejemplo, a hundir el buque de guerra Moskva.
Satélites y aviones de reconocimiento aliados ayudan -desde cielos vecinos- al igual que lo hace la red de satélites de comunicaciones Starlink, del multimillonario Elon Musk.
Hay que recordar que la guerra electrónica tiene tres elementos básicos: rastreo, ataque y protección. Primero, se recolecta la inteligencia ubicando señales electrónicas del enemigo. Al ataque, la interferencia con “ruido blanco” discapacita y degrada sistemas enemigos, incluso comunicaciones por radio y celular, defensa aérea y radares de artillería. Además está el spoofing, o suplantación de identidad, que confunde y engaña. Cuando da resultado, las municiones no aciertan sus blancos.
Un oficial ucraniano dijo a Christian Brose, un colaborador del difunto senador John McCain,el modus operandi con el que los guerreros de datos de Rusia engañaron a un comandante para que respondiera a una llamada de su madre con celular. Cuando lo hizo, lo geolocalizaron y lo mataron con cohetes de precisión, escribió Brose en el libro “The Kill Chain”.
El Pentágono dice que 110 grupos de guerra electrónica están en Ucrania.
El Kremlin afirma tener más de 1.000 vehículos pequeños no tripulados Orlan-10 que usa para reconocimiento, focalización de ataques, interferencia e intercepción celular.
Desde hace décadas las guerras dejaron de librarse con reportes de soldados en el campo de batalla o espías infiltrados en el terreno enemigo que debían enviar mensajes encriptados por viejos medios de comunicación.
Ahora, un técnico informático militar, ubicado tras el teclado de un moderno computador, puede rastrear la señal de celular de un combatiente e iniciar un ataque que arrojará cientos de bajas contrarias: sin exponer un solo soldado de este lado.