Jóvenes en situaciones vulnerables que contraen deudas impagables y son empujadas a la prostitución: son las víctimas de los ‘Host Clubs’, unos negocios legales en Japón pero que están causando una alarma social creciente por sus métodos para captar clientas y explotarlas.
Kabukicho, el barrio rojo de Tokio, es conocido por su vida nocturna y por sus numerosos establecimientos que ofrecen una amplia gama de servicios ‘de compañía’ o relacionados con el sexo, en un país que prohíbe la prostitución (definida en su legislación como practicar el coito entre desconocidos a cambio de dinero).
Entre estos negocios sobresalen los ‘Host Clubs’, bares donde las clientas acuden a conversar y beber con sus jóvenes anfitriones, y su equivalente para clientes masculinos, los ‘Hostess Clubs’. Los primeros están en el punto de mira de las autoridades por sus prácticas abusivas.
Dinero como muestra de amor
Yu Tanaka tenía 18 años cuando empezó a frecuentar uno de estos establecimientos. Pese a que no tenía edad legal para beber alcohol, fue captada por un relaciones públicas del negocio y entabló una relación estrecha con uno de sus ‘hosts’, con quien solía tomar copas, a veces hasta perder el conocimiento.
Un día, el anfitrión le dijo que debía más de 10.000 dólares por facturas acumuladas en el club en apenas unos meses, según relató a EFE en una entrevista.
Esta cuenta se originó por consumos de comida y bebida como botellas de champán que Tanaka (nombre ficticio) pedía «estando borracha» y «sintiéndose obligada a hacerlo» para corresponder a todas las atenciones que le ofrecía su anfitrión.
«No quería que él dejara de verme ni de enviarme mensajes. En ese momento pensaba que el amor se corresponde con dinero. Me dijeron que cuanto más dinero gastara, más amor podría mostrarle», cuenta la joven.
Tanaka no tenía familiares ni nadie a quien acudir cuando el ‘host’ con quien ella creía mantener una relación sentimental comenzó a acosarla para que pagara sus deudas. Recurrió entonces a una ONG que ofrece asistencia a las víctimas de esos negocios en Kabukicho.
Lavado de cerebro
El perfil de víctima es una joven de entre 18 y 20 años, emigrada a Tokio desde otra zona del país, que no cuenta con un círculo social cercano y que se ha quedado más aislada a raíz de la pandemia.
«El método de captación de estas chicas es un lavado de cerebro», explicó a EFE Hidemori Gen, fundador de la asociación de ayuda a afectadas Seiboren.
Atraen a las jóvenes abordándolas en plena calle y ofreciéndoles probar el club por precios muy bajos, o contactándolas a través de redes sociales o aplicaciones de citas. Una vez en el establecimiento, las deslumbran con un ambiente de ensueño y con anfitriones que parecen «ídolos de K-Pop», dijo Gen.
Tras su primera visita, las chicas reciben «centenares de mensajes de los anfitriones llenos de palabras bonitas y pidiéndoles que se vuelvan a ver» y en posteriores citas, los ‘hosts’ comienzan a intimar con sus clientas en la misma medida en que las facturas comienzan a acumularse.
«Para entonces algunas chicas están ya enamoradísimas y ellos hasta les hablan de casarse en el futuro», afirmó Gen.
El siguiente paso para muchas de ellas es buscarse nuevos trabajos fijos o temporales mejor remunerados para poder hacer frente a sus deudas inasumibles, situación que los propios ‘hosts’ aprovechan para sugerirles probar en lucrativos negocios relacionados con el sexo o incluso presentarles a mediadores o proxenetas.
Casos crecientes
Seiboren ha recibido más de 250 consultas desde su fundación el pasado julio, la mayoría de ellas de padres que descubren que sus hijas acumulan deudas de entre 44.600 y 51.000 dólares y han caído en la prostitución para pagarlas.
La policía de Tokio ha detenido a 116 mujeres en Kabukicho desde principios de año hasta mediados del mes pasado por violar la ley contra la prostitución. El 40 % de ellas arrastraban deudas elevadas con ‘Host Clubs’.
La situación ha explotado tras la pandemia al multiplicarse esos establecimientos en Kabukicho en sustitución de otros negocios en quiebra. Los clubes recurren a técnicas más agresivas y adaptadas a las redes sociales aprovechando que la gente pasa más tiempo en la red por el teletrabajo o la enseñanza universitaria en línea, explica Gen.
Seiboren y otras ONG han pedido al Gobierno prohibir a los ‘Host Clubs’ la acumulación de deudas o el pago en diferido a sus clientes, medidas cuya tramitación parlamentaria se contempla para el segundo trimestre de 2024, pero que Gen considera que deberían aplicarse con «más urgencia».
(c) Agencia EFE