Una enfermera de una guardería en Inglaterra fue acusada de asesinar a una bebé de nueve meses debido a que, según testigos, le molestaba el llanto de la niña. El trágico suceso tuvo lugar en la guardería Tiny Toes, en la localidad de Cheadle Hulme, y salió a la luz recientemente a través de los medios de comunicación.
Según relatos de testigos, la enfermera, identificada como Kate Rougley, de 37 años, habría acostado a la pequeña Genevieve Meehan boca abajo en un puf, envuelta en una manta tan apretada que le impedía moverse. Tras alrededor de dos horas en esa posición, la bebé fue encontrada inconsciente y con signos de asfixia, siendo trasladada de inmediato al hospital, donde falleció ese mismo día.
El fiscal de la causa, Peter Wright KC, describió la hostilidad hacia Genevieve como «ilógica y perturbadora», destacando el comportamiento agresivo e inexplicable de Rougley hacia la niña en los días previos al fatídico suceso.
El juicio, que se espera que se lleve a cabo en las próximas cuatro semanas, enfrenta a Rougley a cargos de homicidio involuntario y crueldad infantil. A pesar de las pruebas en su contra, la enfermera niega haber cometido los hechos.
La comunidad de Cheadle Hulme y los colegas de Rougley están consternados por lo ocurrido, ya que ella era una enfermera calificada con 17 años de experiencia en la atención de la primera infancia y lideraba el turno en la habitación de la bebé en el momento del incidente.