Seguramente lo has visto en las redes sociales ayudando a quien lo necesita, pero para Vidal, la vida no ha sido fácil, sabe perfectamente lo que es estar del otro lado, ser la persona que necesita una mano amiga.
Barinés de nacimiento y marabino de corazón, Vidal conversó con nosotras libre de etiquetas para contarnos las vivencias que lo han convertido en el hombre que es hoy.
LMN: ¿Dónde naciste, cómo fue tu infancia?.
EV: Yo nací en Barinas, desde pequeño me llevaron a Falcón y he dado más vuelta que un loco y terminé en Maracaibo, ahí no tenía el afecto de mis padres. Y yo creo que comencé a ayudar porque sé lo que es no tener nada, sé lo que es trabajar en las calles y sé lo que es migrar, me tocó migrar a Colombia.
Me crié con mi abuela y creo que ella inculcó eso en mí y por eso siempre quiero ayudar a niños y a abuelos, creo que me identifico muchísimo con esas personas y con esa vida porque vengo de allí. Yo no vengo de tener las mejores cosas y con lo poco que tengo trato de poder ayudar y qué mejor que usar una red social para el bien.
LMN: ¿Por qué te criaste con tu abuela?. ¿Tu papá y tu mamá en esta época de infancia dónde estaban?.
EV: Ellos estaban juntos, de hecho tengo dos hermanos mayores y luego nació otro. Solo que mi abuela me vio y dijo: «éste se va conmigo», a los 20 días de nacido, yo no decidí tampoco. Me crié con mi abuela, mi abuela vio cosas que no le gustaban y de ahí me dijo: «éste se va conmigo» y yo creo que hizo lo mejor.
LMN: ¿Estás casado ahora mismo?, ¿tienes hijos?.
EV: Sí, tengo dos hijos, nadie sabe eso. Un varón que tiene 10 años y la niña que tiene 4 años.
LMN: ¿Estás con la mamá a los niños o no están juntos?.
EV: Sí, sí estamos juntos. Es la pregunta que me hacen siempre jajajajaja.
LMN: ¿De profesión, tienes alguna carrera o te dedicaste a la creación de contenido?.
EV: Me gradué de bachiller y comencé a estudiar educación deportiva, pero cuando comencé a estudiar la situación no estaba muy buena y me tocó emigrar, llegué hasta el tercer semestre.
LMN: ¿Te fuiste a Colombia? y ¿qué tal?.
EV: Sí, me tocó guerrearla allá afuera, duré cinco años, aguantando de todo, porque me fui en el momento en el que todo el mundo se iba y no era tan fácil como es ahorita. Pero me fue bien, yo creo que eso es lo que me mantiene ahorita tranquilo, que no se me olvida de dónde venimos.
No es fácil ahorita la gente cree que este tipo ha tenido todo, y no es así, nosotros venimos de luchar, de trabajar, de dedicarnos y de hacer cosas por nuestras familias.
Yo sé lo que es agarrar una pala, me tocó trabajar de seguridad, de todo un poquito para poder siempre llevar el bienestar a mis hijos. Tenía los bebés pequeños en ese momento.
LMN: ¿Por qué empezaste a hacer contenido para redes sociales. Lo hiciste cuando volviste de Colombia, o estando allá?.
EV: Me creía comediante, siempre me ha gustado esto yo creo que desde pequeño. Antes quería ser cantante, después humorista y así. Hacía videos en pandemia, más que todo porque no teníamos nada que hacer, me inventaba bastante videos.
Siempre me ha gustado ayudar, de hecho, en Bogotá, usé las redes sociales para eso y seguí haciendo contenido hasta que volví a Venezuela. Y comencé a trabajar con Manuel Conecta, trabajé un año con él. Creamos algo que se llamaba Pollito y Chocolate.
A partir de ahí vimos un crecimiento en las redes y comenzamos a hacer un video ayudando a una persona, y vimos que la gente confió en nosotros. Claro, obviamente confió porque ya venía de trabajar con Manuel, lo demás lo empezamos después, empezamos a ayudar día tras día.
LMN: ¿Cómo conociste a Manuel?.
A través de un amigo que se llama Pedro Cora que es mi hermano, mi amigo y mi seguridad. Fuimos cuatro, un grupo, y ahora estamos dos y dos pero siempre estamos hablando.
LMN: ¿Tienes pensado volver a hacer comedia?, o cuando viste que podías ayudar ¿decidiste olvidarte de eso?
EV: No, ya me di cuenta que no hago reír a nadie, yo fui sincero conmigo mismo.
LMN: ¿Marco Música es referente para tí?, porque tienes una foto con él.
EV: Nadie sabe, pero cuando estuve en pandemia, pasé una situación demasiado fuerte y él, Marcos, fue una de las personas que me dijo que me iba a ayudar.
Y desde allí, mis respetos, mi admiración. Él está haciendo un trabajo increíble. Hemos tenido conexión, de hecho me invitó a un show, yo fui, lo conocí -que fue cuando tomamos la foto- cuando me reconoció, yo dije: «¡me reconoció!».
LMN: ¿Se conocían por redes?.
EV: Sí, por redes. Y bueno, yo he tenido ya la oportunidad de verlo dos veces en su show y es una persona increíble y le tengo mucha admiración. Él me dijo algo muy importante: “foco y dedicación, no pares, si te paras pierdes, todo en la vida es dedicación, la vida es dedicación”.
Yo lo vine hablando con Pedro, la vida no es fácil. Si no te enfocas, si no te dedicas, si no crees en ti, nadie va a creer en ti. Muchas personas dudaron de lo que podíamos hacer, decían: «¿por qué te grabas?», o «¿por qué ayudas?», y gracias a Dios hoy, seguimos ayudando y siguen los comentarios, pero ya tú te curas de eso. Tienes que curarte primero para entender todo lo demás.
LMN: ¿Cómo fue tu primera vez ayudando a la gente, lo recuerdas?.
EV: El primer caso, el señor se llamaba Nicomedes que lamentablemente falleció. Vivían en una casita y fue uno de los casos más fuertes, porque no tenían nada. La señora siempre estaba en una silla, no tenían baño, no tenían cocina, la casa estaba súper sucia y eran unos señores mayores, 82 años tenía el señor y la señora más o menos 75, 80, y estaba muy enferma. Poder llegar y cambiar su vida, ayudarlo bastante desde ahí, yo dije: «esto me apasiona» y comenzamos a ayudar día tras día. Desde ahí, no paramos.
LMN: Normalmente, cuando tú haces estas conexiones. ¿Son al azar o es una previa selección?.
EV: El señor Nicomedes me pasaron el caso, me lo enviaron. Todos los días salimos a las calles a ver qué encontramos. Yo creo mucho en Dios pero no en las religiones, soy amante de Dios. Hemos pasado ocho horas dando vuelta y no encontramos a nadie.
Parece mentira, pero en el momento perfecto encontramos a la persona y lo mejor de todo es que esa persona tiene una historia y cuando vamos a ver, estamos dando un paso y una ayuda en lo que esa persona necesita.
Yo siento que es Dios el que te pone la persona indicada, porque nosotros no sabemos, yo cuando le miro a la cara me doy cuenta que necesitan y digo: «vamos ayudarlo».
Hemos pasado cosas increíbles después de eso, nosotros no escogemos a nadie.
Dios es tan correcto que, días anteriores al caso que hicimos con La Mosca, apareció un amigo que también había ayudado al mismo caso, que se llama José Seila. Después que lo estábamos grabando, yo dije: «todo es perfecto».
LMN: Me pareció increíble la honestidad de la señora, Génesis, y de su familia que dijeron que ya los habían ayudado.
EV: Si, así pasan las cosas nunca sabemos a quién vamos a ayudar. Yo no estoy pendiente de las redes, nunca sé que los demás también ayudan. Solo llegamos, ya era tarde, eran como las 8:00 de la noche y ayudamos.
LMN: La actitud ayuda y eso motiva…
EV: Yo he visto uno de los casos más fuertes que me ha pegado en el Zulia. Nosotros teníamos para comer, ese día me ofrecieron almuerzo como en cinco casas. Cuando vamos a visitar una señora, la señora nos sacó cueritos de pollo en una olla y estaban quemados, y la señora tenía una felicidad en la cara. Yo miré a Francisco y nos fuimos a buscar comida a las 12 del día y casi todo estaba cerrado.
Quería comprarle comida como sea y me impactó la humildad de ella, y poder cambiarle la vida fue satisfactorio.
A veces la gente se queja de lo que tiene, se pone a renegar, y no sabe que para otras personas eso que está renegando, es muy importante, y es el sueño de otra persona.
Nosotros tenemos casos de personas que tienen mucho tiempo sin comprar y hay personas que lo hacen cada semana.
LMN: ¿La gente cree que tú ayudas a partir de lo que te sobra?.
EV: La gente cree que somos más ricos y no somos ricos. Yo no pudiera hacer esto sin personas que se enamoran de distintos casos, y dicen: «mira, yo quiero contribuir con esto».
Por eso siempre les pregunto: «si yo tuviese la oportunidad de completar un deseo, tú qué pedirías». Para que personas se sensibilicen y podamos cumplir ese deseo.
La gente siempre critica que por qué grabamos, pero si no grabáramos, no pasaran historias tan bonitas, como la de un niño que estaba vendiendo caramelitos, para reunir dos dólares que valía su escuela de fútbol, porque era su meta y no tenía un televisor.
Gracias a un video, se le compró este televisor y fue fichado por el deportivo Lara.
Grabamos a un niño que admiraba a Nelson Velázquez, fuimos y conocimos a Nelson Velázquez, son cosas que no van a pasar y la misma gente que critica es la que le pasaba por un lado al niño, y no le compró un caramelito.
LMN: ¿Te ha tocado estar del otro lado? ¿En algún momento, has sido la persona que necesita que alguien le tienda la mano?.
EV: Sí y sé que se siente que tu humillen, sé que se siente que alguien se sienta superior. El problema de la gente es que siempre subestima a la otra persona, no hay que subestimar, el mundo da muchas vueltas.
Hace cuatro años atrás, yo estaba vendiendo caramelos en un bus en Bogotá, en el Transmilenio y cuatro años después, estoy aquí, en una entrevista con ustedes. Y ahora voy y me tengo que ir a Maracaibo y me voy en avión, son cosas que hay que agradecer todos los días.
LMN: ¿Cómo manejas la crítica de las personas?.
EV: No es fácil, porque tú haces las cosas de corazón, a la gente le gusta verte mal y preguntan por qué tienes un carro.
La gente no ha entendido que si nosotros no estamos bien, no podemos ayudar lamentablemente. Si yo no tengo nada ¿Cómo te ayudo?, no puedo. Entonces, la gente quiere que tú vivas igual o que estés mal y a veces no entiendo.
A veces no supero eso de recibir crítica, me afectan aún, lo reconozco. Las personas que están conmigo, me dicen: «hermano, no le prestes atención, tú has pasado mucho». Pero aún me afectan.
Si yo no hubiese publicado un caso, no hubiesen pasado cosas, entonces a veces eso me tranquiliza. Aquí la gente no ha entendido que lo más importante son las personas que ayudamos, porque son los únicos beneficiados.
La gente me pregunta, «¿de qué vives tú?». Yo no voy a vivir del aire, obviamente, cobramos publicidad y si quieres ayudar o la empresa requiere más alcance le tenemos que cobrar.
LMN: ¿Al ayudar públicamente pueden creer que quieres figurar?.
EV: Ahorita tenemos, yo creo que uno de los casos más virales que hemos tenido que es la niña Anahís de Barquisimeto. La gente no entiende que hemos estado subiendo el caso poco a poco y me piden el contacto y no entienden que es menor de edad, que hay un representante.
No entienden que nosotros solamente subimos el video y que todo lleva un procedimiento. Vamos dando información poco a poco. La chica tiene 17 años, comenzamos por transformarle su aspecto, que se viera bien, comidas, ropa.
Seguimos con todos los electrodomésticos de su casa gracias a empresas que se unen.
Le vamos a enseñar a que también ayude, lo que no sabe la gente es todo lo que hacemos, imagínate que la gente decía que hacíamos una linda pareja, solo porque yo la abrazaba.
LMN: ¿Te quisieron acusar?.
EV: Si, es increíble cómo te quieren acusar, además que la niña tiene un niño de un año que va en la historia porque yo llevé todo paso a paso.
Primero para que la siguieran ayudando, cuando digo que ella tiene el niño que salió en el capítulo, la gente se va a sorprender.
¿Qué va a pasar con toda esa gente que decía que yo era un abusador?, no saben que ya por tener un niño es merecedora de que la queramos ayudar, a ella y a todos los que viven ahí.
Tú vieras ahorita como habla esa niña, vieras el resplandor que tiene, lo increíble que está y dice que le cambiamos la vida. Ella misma me dice: «es increíble lo que han hecho por mí».
La gente no piensa en eso, piensa desde su perspectiva desde la comodidad de su casa
No es una serie en Netflix, pero es que si la vamos a ayudar en un solo día no puedo.
LMN: Esta es la muestra de que tienes que visibilizarlo para que más gente se suma y ayudes más.
EV: En una semana esta persona ya tiene todas sus cosas, tiene sus medios para transportarse, va a tener una carrera, su hijo va a estar bien. ¿Cuál fue el mal? ¿Quién salió aquí ganando?, ¿yo como Vidal o ella?.
Yo ya tenía seguidores antes de ayudarla, salió ella ganando y aprendió y ya no va a estar en la calle, y va a estar bien.
La niña no sabía utilizar las redes sociales y la gente pidiéndome que le abriera un Instagram para tener comunicación con ella, y eso no es ahora, eso es después, pero la gente no entiende.
Yo me estoy viviendo la cosa y dejo que la gente hable y vamos subiendo capítulo por capítulo.
LMN: ¿También ayudas a personas normalmente que están en la calle, pero trabajando?
EV: Sí, yo siento que el mismo que está pidiendo pudiera agarrar y comprar con lo que pidió una bolsita de caramelo y venderlo, creo que hay que trabajar, sea como sea tu trabajo hay que trabajar y ganarse el dinero honradamente.
Es muy fácil ir a pedir y a demostrar lástima, odio la lástima, porque yo he estado allí, yo no vendo lástima. Yo necesito que tú trabajes para yo ayudarte e impulsarte a que sigas, a que te motives, a que sepas que no estás solo.
La niña me decía que antes no tenía amigas y nadie le hablaba y ahora si le hablan, lamentablemente para el mundo somos nadie cuando estamos en esa situación.
LMN: Una persona random que quiere ayudar ¿Cómo lo hace?.
EV: Escriben al DM y le das opciones de cuentas.
Por cierto, eso es muy importante, la gente cree que tú vives de las donaciones, pero la gente no entiende que si tú me vas a dar a mí 200 dólares, tú me vas a preguntar qué hice con esos 200 dólares, porque tampoco lo vas a dar porque yo soy Vidal. La gente te da 200 dólares y te dice: «aquí tú tienes que rendir cuentas de lo que hiciste con estos 200».
Nosotros llevamos eso con calma y les preguntamos: «¿qué quieres que hagamos con estos 200?». Si quieren ayudar a niños de la calle entonces con eso comparamos comida y se va ayudando a diferentes casos.
Por eso todo lo grabamos para que sea lo más transparente posible.
LMN: ¿Cómo es tu experiencia? ¿sentir que la gente te mira como por encima del hombro?.
EV: Eso es lo más feo que uno puede sentir, por eso yo entiendo a cada una de las personas que vamos a ayudando. La gente cuando está en un punto puede ser cruel y no sabe lo mal que tú te puedes sentir en ese instante, y yo creo que eso me ha marcado mucho, he tratado de superar eso y ha sido un proceso.
Pero si aguanté mucha discriminación, cuando trabajaba en la calle me decían que me pusiera a trabajar otra cosa, es muy fácil decirte eso en otros países, «ponte a trabajar otra cosa», cuando no te aceptan ni siquiera los papeles y cuando hay mucha xenofobia, toca duro.
Yo tengo un motor que son mis hijos, si no tuviese ese motor, quizás no estuviese aquí, porque no tuviese más constancia, pero cuando tu hijo te dice: «papi yo necesito esto», tú te vuelves loco porque se lo quieres dar y trabajas más duro.
LMN: ¿Crees que fue tu abuela quien te inspiró a ayudar?.
EV: Mi abuela y yo trabajamos en feria, con una mesita de chuchería y ella me llevaba muy pequeño, yo siento que de ahí viene todo.
Mi familia me pregunta si me acuerdo cuando mi abuela me llevaba a vender chucherías, pepitos y me ponía con una bolsa a caminar. Eso es una cosa que nadie sabe pero yo si me acuerdo. Yo trabajé de niño y me tocó vender y mi abuela estaba allí y nos iba muy bien.
LMN: ¿A tus hijos ahora mismo los involucras en lo que haces?. ¿Ellos saben que su papá sale, ayuda gente? ¿los has llevado a algún caso?.
EV: Sí, al varón lo he llevado para que sorprenda a otro niño. La bebé, esta pequeña y siempre me dice: «mi papá ayuda», y son cosas que te llenan.
Yo trabajo por ellos y trato de hacer todo minucioso.
LMN: ¿Qué súper poder te gustaría tener? y ¿qué sería lo peor de ese súper poder?.
EV: Volar para llegar más rápido a cada estado.
LMN: ¿Cuál es el regalo que siempre quisiste tener y nunca tuviste?
EV: Cuando trabajaba en Bogotá vendiendo zapatos, siempre quería unos zapatos y nunca me los pude comprar porque valían mucho, y antes de ayer me los compré, estaba muy feliz y hasta lo grabé.
Y le dije a mi amigo: «chamo me los pude comprar, sé que me los pude haber comprado antes pero fue ahora«
LMN: ¿Cuál sería la cosa más barata que alguien podría comprar y que te haría feliz?.
EV: Un chupeta.
LMN: Si no hicieras lo que haces hoy ¿a qué te dedicarías?.
EV: Fuera comediante.
LMN: Si tú pudieras en este momento decidir sentarte a hablar con alguien, vivo o muerto ¿con quien sería?.
EV: Con mi abuela.
LMN: ¿Qué le dirías?
EV: Que lo logré, trabajé, trabajé y trabajé y lo logré. Antes de morirse, yo le dije: «te juro que ante los 30 años voy a construir algo».
LMN: ¿Qué le dirías hoy al Vidal de 7 años?.
EV: Que no desmaye, que no se deprima, que en cualquier momento iba a llegar su momento, siempre.
LMN: ¿Tienes algún mantra de vida, alguna frase que te repitas constantemente a ti mismo?
EV: Sonríe y motívate, siempre lo uso. Siento que la sonrisa es el arma para cualquiera: para un problema, para la tristeza, para todos. Sonríe. Sonríe a lo mejor no vas a eliminar tu problema, pero sí te vas a sentir bien y la otra persona va a sentir que está todo bien, aunque te estés muriendo por dentro, esa es tu mejor arma.
LMN: ¿Te ha funcionado a ti?.
EV: Siempre sonríe, la gente me dice, ¿tú eres feliz todo el tiempo?. Sí, soy feliz y por dentro estoy muriendo, pero soy feliz.
Es increíble que yo he grabado personas y hay amigos de esas personas que me dicen que no sabían que estaban así, porque nunca te diste el tiempo para preguntarle: «¿cómo está tu situación». Porque siempre yo repito esa pregunta, porque sacas a la persona de contexto y ella te puede decir cómo se siente.
La idea siempre va a ser motivar, si tienes la oportunidad de ayudar a alguien hazlo, así sea con una harina, así sea dándole una dirección, empatía, empatía por los demás siempre.
Es difícil, pero si lo aplicamos y con una sonrisa, créeme que vamos hacer cosas bonitas.
Las redes han cambiado muchas cosas pero nosotros mismos tenemos el poder de cambiarnos a nosotros mismos. Sonríe y empatía por los demás.