La incertidumbre económica en el panorama global tienen un impacto devastador en la salud mental y física de millones de personas en todo el mundo.
Las tensiones financieras pueden desencadenar desde estrés crónico hasta trastornos de ansiedad, deterioro del sueño y depresión por la falta de acceso a una alimentación adecuada.
Una investigación publicada en el Journal of Epidemiology and Community Health, reveló que las personas que experimentan inseguridad financiera tienen más del doble de probabilidades de desarrollar problemas de salud mental en comparación a las que se sienten financieramente seguras.
Por otra parte, la relación entre la salud financiera y el bienestar físico es evidente, ya que las posibilidades de desarrollar un mayor riesgo de enfermedades crónicas aumenta entre aquellos que tienen problemas de dinero.
«Las preocupaciones constantes por el gasto de dinero y la falta de recursos e insumos necesarios para vivir, se exacerban si, además, existen variables de acceso y servicios limitados, deudas económicas o problemas relacionadas a enfermedades que hacen una condición de escasez o inestabilidad», indica Consuelo Medina, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
En una encuesta realizada entre 2021 y 2022 por la Fundación Educación & Ciencia para las Américas, ubicada en Panamá, reveló que los tres países que presentan mayores índices de estrés financiero son Venezuela, Colombia y Bolivia.
Según PsicoData Venezuela, el 64,5% de los encuestados respondió que los problemas económicos son su principal causa de estrés, el 15% aludió a los problemas de salud, el 8,5% señaló problemas personales, el 7,5% problemas políticos y el 4,5% los sociales.
Para Medina cuando el estrés financiero se vuelve crónico afecta el ritmo del sueño, el sistema inmune, genera irritabilidad, problemas cardiovasculares, falta de concentración en las actividades cotidianas, entre otros.
«Las personas que luchan financieramente pueden sentir vergüenza, lo que dificulta la búsqueda de apoyo social y emocional. El aislamiento social puede aumentar el riesgo de depresión, ansiedad y otros que hace que se sientan disminuidos, incrementando la angustia y desesperación», apuntó Medina.
Los expertos recomiendan a las personas que se encuentren en esta situación, buscar apoyo familia y social, debido a que el factor emocional puede afectar las relaciones interpersonales, así como el autoestima y la autoconfianza, ya que estas personas se sienten menos valiosas.
De hecho, los defensores de la salud pública a nivel mundial están llamando a una acción urgente para abordar las raíces de este problema con un enfoque integral que aborde las intersecciones entre la salud y la economía.
«Un psicólogo puede enseñar técnicas y estrategias efectivas para manejar el estrés y la ansiedad relacionados con la situación financiera. Entre éstas se incluyen técnicas de relajación y reestructuración cognitiva para restablecer los patrones de pensamientos negativos y distorsionados sobre uno mismo y sobre la situación financiera», puntualizó Medina.
Reconocer que existe el problema es el primer paso de la solución, y abordar el impacto de las dificultades económicas es fundamental para construir sociedades más saludables.
