La Universidad de Inssbruck en Austria determinó que las personas consideradas «menos atractivas» son más propensas a considerarse más atractivas de lo que son.
«Antes que nada, se debe aclarar que los rasgos considerados guapos o feos -según este estudio- son totalmente subjetivos ya que al final la concepción de la belleza del otro, es una opinión más personal que matemática», publicó el portal cadena100.es.
El estudio se basó en que los participantes calificasen su propio atractivo. «Los resultados mostraron que -en general- las calificaciones que se ponían a ellos mismos eran superiores a las que les había otorgado una persona ajena», dice el estudio.
Por el contrario, los considerados más guapos por los participantes «desconocidos», se calificaron a ellos mismos con una puntuación inferior. Es decir, las personas más atractivas piensan que no lo son tanto.
Cabe destacar que los participantes que estaban en el grupo de los «menos favorecidos» tenían una percepción ilusoria de su atractivo: se veían más guapos de lo que realmente son. Y los que eran atractivos se puntuaron con una calificación, aunque inferior a lo que los extraños les concedieron, más ajustada a la realidad.
Diferentes estudios han afirmado que este efecto «Narciso», según un estudio publicado en el Personality and Social Psychology Bulletin nos creemos mucho más guapos y atractivos de lo que en realidad somos y esta percepción mejora cuanto más nos miramos al espejo.