La presidenta de Perú, Dina Boluarte, decretó diez días más de toque de queda nocturno y militarización en la región de Puno, en el sur del país, en la frontera con Bolivia, porque la región es uno de los bastiones de las protestas antigubernamentales que comenzaron el 7 de diciembre, y han dejado muertos y heridos en enfrentamientos con la policía.
Las autoridades peruanas también suspendieron indefinidamente las operaciones en los aeropuertos internacionales de Cusco, Juliaca y Arequipa.
Además, hay importantes interrupciones en el transporte y los negocios, con frecuentes enfrentamientos violentos entre los manifestantes y la policía.
Las tropas militares desplegadas bajo las declaraciones de emergencia protegen infraestructuras críticas.
Los disturbios han obligado repetidamente a suspender todos los servicios ferroviarios entre los departamentos de Arequipa, Cusco y Puno.
Hay que recordar que los disturbios comenzaron poco después del arresto y destitución, el 7 de diciembre, del entonces presidente Pedro Castillo, quien fue derrocado pocas horas después de anunciar la disolución del Congreso y un nuevo gobierno de emergencia.
Tras el arresto del presidente, la vicepresidenta Dina Boluarte asumió como nueva mandataria. El Congreso aprobó celebrar elecciones anticipadas en abril de 2024.
Las protestas han sido particularmente violentas en los departamentos de Apurímac, Arequipa, Ayacucho, Cusco y Puno. Al menos 60 personas han muerto en los disturbios.