La organización benéfica británica Believe in Magic resultó un engaño: Madre e hija, Jean y Megan, se aprovecharon del diagnóstico de hipertensión intracraneal idiopática -una acumulación de presión en el cerebro- para recaudar miles de dólares y conocer celebridades, aunque la paciente no estaba tan grave como lo informaban.
En un evento de Believe in Magic en la Torre de Londres, un antiguo amigo recuerda que Jean comentó: «cuanto más enferma está Meg más atención recibimos, más dinero ganamos».
Al principio sólo eran publicaciones en la red sobre el cóctel diario de medicamentos de Megan y sus frecuentes visitas al hospital. Poco a poco alcanzaron la fama hasta que lograron organizar espléndidas fiestas y el apoyo de One Direction.
En 2015, Megan recibió un premio del entonces primer ministro de Reino Unido, David Cameron, quien elogió su «extraordinaria valentía».
En pleno apogeo de Believe in Magic, Jean anunció que el tumor cerebral de Megan había empeorado y necesitaba recaudar 151.000 dólares para un tratamiento de emergencia que salvaría su vida en Estados Unidos.
Los seguidores de Megan se volcaron con la causa y alcanzaron el objetivo en menos de 48 horas.
Sin embargo, un grupo de padres de niños con cáncer empezó a notar las irregularidades en la información sobre los diagnósticos y detectó que las embaucadoras no estaban en un hospital, sino un hotel de lujo de Disney World en Orlando, Florida.
En 2017 -un año antes de la muerte de Megan- la Comisión de Beneficencia abrió una investigación sobre Believe in Magic tras las denuncias de padres de niños con cáncer que descubrieron la estafa.
Las autoridades descubrieron que faltaban más de 126.000 dólares y que el dinero de las donaciones se había transferido a la cuenta bancaria personal de Jean.
Megan falleció el 28 de marzo de 2018 en el Hospital Nacional de Neurología y Neurocirugía de Londres, pero la estafa se dio a conocer recientemente por la BBC.
Una investigación encontró que Megan había desarrollado una arritmia cardíaca aguda, relacionada con hígado graso, que probablemente fue causada por la obesidad y que su cerebro era ‘morfológicamente normal’, sin rastro de ningún tumor.
También arrojó la aparente obsesión de Jean O’Brien por enfermar a sus cinco hijos, de los cuales Megan era el menor o ponerlos en peligro para provocar accidentes, y el eventual aislamiento de la madre y la hija del resto de la familia.
