Las navidades así como son fechas para celebrar y compartir en familia, también son fechas estresantes donde hay multitud de cenas y comidas a las que asistir y que organizar, infinidad de regalos que comprar y reencuentros familiares.

Lo más increíble es que todo esto pasa solo en un mes, 30 días en los que se debe sobrevivir a ciertas actividades, por eso hoy en la Mosca dejamos una serie de consejos para lograrlo, según el portal itaepsicologia.com.

El estrés de los eventos

Medir racionalmente el grado en que se está obligado a asistir a los diversos eventos, y medir también el grado en que apetece ir, ayudará a priorizar y a decidir dónde se ponen los límites. Que se convoque a una cena no significa que “sí o sí” se deba asistir.

La fiebre de los regalos

Una estrategia básica para gestionar este tema es hacer una lista. Antes de entrar en “la jungla” de las tiendas, anotar los nombres de todas las personas a las que se le va a hacer un presente, y al lado escribir que podría gustarle y dónde se podría encontrar dicho obsequio.

Otra estrategia que ayudará a paliar el estrés de los regalos es no dejarlo todo para el último momento, es mejor hacer las compras unas semanas antes, dejando algo de tiempo para posibles imprevistos (objetos agotados que tardan en reponer, algún cambio de idea, etc.).

Emociones que aparecen en estas fechas

También se puede rendir un pequeño homenaje a los que ya no están, aprovechando para recordarles en estos días en que la familia está reunida. Por otro lado, hay que permitirse disfrutar de las fiestas, ya que probablemente aquella persona que ya no está preferiría que así lo hicieran.

Hacer balance del año

Es habitual durante las fiestas navideñas, coincidiendo con el final del año, hacer balance del mismo: los logros, los objetivos no alcanzados, los nacimientos, las pérdidas, los cambios en general.

En este sentido, muchas veces se cae en la trampa de fijarse más en las cosas negativas que en las positivas, así que hay que esforzarse en recordar principalmente todo aquello positivo que se ha tenido y, por otro lado, intentar sacar un aprendizaje de aquello menos positivo.

Es también el momento de pensar nuevos propósitos para el año nuevo, ya sean personales o profesionales; lo importante es no dejar de crecer.