Desde octubre de este año, el Gobierno finlandés comenzó a construir una valla metálica en los tramos más vulnerables de su frontera con Rusia que, en principio, pretendía frenar la inmigración ilegal a su territorio, pero que ahora preocupa a los expertos, quienes aseguran que se podría repetir la historia del “Muro de Berlín”.
“Se trata de poder asegurarnos de que la frontera está bien vigilada, y de ser capaces de anticiparnos a lo que pueda ocurrir en ella" argumentó la primera ministra finlandesa, Sanna Marin.
Este proyecto, tendrá una extensión total de entre 130 y 260 kilómetros, lo que supone entre el 10 y el 20 % de los 1.340 kilómetros de frontera que separan Finlandia y Rusia.
Según el cronograma, estas obras comenzarán con la construcción de una valla de tres kilómetros en el sureste finlandés, la más transitada por su proximidad con la ciudad rusa de San Petersburgo.
Actualmente, este país nórdico tiene la frontera con Rusia más larga de la Unión Europea (UE) y la segunda de Europa, después de la de Ucrania.
Esta medida se suma al proceso de adhesión de Finlandia y Suecia a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), lo que aumenta aún más la tensión en la región. Por su parte, el Kremlin ha advertido reiteradamente a Helsinki, que su ingreso en la Alianza Atlántica tendrá graves consecuencias.
En otras latitudes europeas
Mientras tanto, miles de soldados polacos comenzaron a colocar bobinas de alambre de cuchillas frente Kaliningrado, ciudad portuaria de Europa Oriental perteneciente a Rusia.
Esta zona es un enclave ruso entre Polonia y Lituania.
Además de colocar estas vallas de alambre, las autoridades polacas instalarán un novedoso sistema de cámaras y vigilancia electrónica que monitoreará la frontera rusa, las 24 horas del día.
El Muro de Berlín fue una muralla de seguridad que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961, hasta el 9 de noviembre de 1989. Era el símbolo más conocido de la Guerra Fría.
Básicamente, ese muro separó occidente del comunismo en Europa.
Sin embargo, a pesar que este muro de desplomó hace más de 30 años y desde entonces se vivió una estrecha relación comercial y política entre los países europeos con Moscú, el reciente conflicto bélico en Ucrania ha dado un giro inesperado en la cual, algunas naciones del viejo continente, han levantado una nueva muralla de alambres con su vecino ruso.
“El Telón de Acero ha desaparecido, pero por desgracia el telón de alambrada se está convirtiendo en la realidad en buena parte de Europa”, afirmó Klaus Dodds, profesor de geopolítica de la Royal Holloway University de Londres.
“El optimismo que tuvimos en Europa después de 1989, prácticamente ha desaparecido ya”, lamentó el profesor.
A pesar de que algunos países europeos empezaron a construir cercas fronterizas en años anteriores, como respuesta a la llegada de millones refugiados y migrantes que entraban por el sur desde Oriente Medio y África, en esta ocasión es distinta.
Analistas de inteligencia occidentales aseguraron que cuando se realizaron las elecciones en Belarús en 2020, que ganó Alexander Lukashenko y que la comunidad internacional tildó de fraude esas elecciones; supuestamente desde Minsk se orquestó un plan para enviar migrantes a las fronteras de la UE.
Ante este escenario, Polonia y Lituania respondieron levantando muros en sus fronteras con Belarús.
Estos mismos analistas prevén que Rusia ha instrumentalizado la migración, como maniobra política para estabilizar a sus vecinos europeos, en medio de la creciente crisis por el conflicto con Ucrania.
De ahí la medida de este nuevo muro fronterizo que revive una Guerra Fría, ahora más cerca que nunca.