La plenaria de la Red Especializada en Género (REG) de la Asociación Iberoamericana de Ministerios Públicos (AIAMP), es el escenario que reúne hasta el próximo miércoles 16 de noviembre en la capital argentina a Fiscales delegados de España, Portugal, Andorra y países de Latinoamérica.
Este encuentro contempla el estudio, análisis y posibles soluciones ante fenómenos como el feminicidio, la violencia sexual, la violencia contra las mujeres en contextos de criminalidad organizada y el enfoque de género al interior de los ministerios públicos fiscales.
De igual manera, busca profundizar y alcanzar los acuerdos necesarios para garantizar el acceso a la Justicia de mujeres, niñas y adolescentes víctimas de violencia de género.
Asimismo, se prevé consolidar las prácticas y estrategias adoptadas por los ministerios públicos de Latinoamérica para la adopción de los estándares de investigación sobre feminicidios ocurridos en contexto de criminalidad organizada.
Luego de realizada la plenaria, la REG presentará un informe, que será firmado por los fiscales, que inicie acciones inmediatas de prevención, seguimiento y control.
Feminicidio en números
En América Latina, las tasas más altas por cada 100.000 mujeres de femicidios en 2021 corresponden a Honduras (4.7 por cada 100.000 mujeres), República Dominicana (2.4) y El Salvador (2.1).
Los 10 países que informaron una disminución en las tasas de feminicidio en comparación con el año 2019, son: Bolivia, Brasil, Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Paraguay, Perú, República Dominicana y Uruguay.
Argentina y México mantuvieron las mismas tasas de feminicidio en los años 2019 y 2021, mientras que tres países (Ecuador, Costa Rica y Panamá) registraron un aumento en comparación con el año anterior.
En Venezuela, el Observatorio Digital de Femicidios del Centro de Justicia y Paz (Cepaz) documentó 62 femicidios consumados en los primeros tres meses del año 2022, y 24 femicidios frustrados. Hubo una acción femicida en Venezuela cada 26 horas.
En el 19% de los casos la relación entre víctima y ofensor estuvo dentro del marco de la misma familia. Mientras que en el 61,9% se registró que la relación afectiva entre víctima y agresor estaba constituida por vínculos de parejas y exparejas con o sin convivencia bajo el mismo techo.