Francia se encuentra en su tercer día de protestas masivas contra el plan del presidente Emmanuel Macron de subir la edad de jubilación a los 64 años, por lo que el transporte público, algunas escuelas y los suministros de refinerías se encuentran detenidos hasta nuevo aviso.
Estas movilizaciones comenzaron luego que este proyecto ley llegara al Parlamento buscando su aprobación.
De acuerdo al gobierno francés, las personas deben seguir trabajando dos años más de lo estipulado, es decir que en lugar de retirarse a los 62 años, lo harán a los 64 para lograr mantener en números azules el presupuesto de uno de los mayores sistemas de pensiones del mundo.
Los franceses pasan más años jubilados que el resto de la población mundial y esta es una condición muy deseada ya que al retirarse tienen beneficios adquiridos y por esto se rehúsan a perder esos dos años.
El líder sindicalista Philippe Martinez, condenó la reforma de pensiones anunciando: “Esta reforma pondrá patas arriba la vida de varias generaciones. Si el Gobierno se obstina en seguir adelante, intensificamos nuestra protesta con acciones más largas y más duras”.
Otro líder sindical pero con una tendencia más conservadora, rechazó todos los beneficios que ofrece el gobierno como respuesta al aumento de pensiones.
“Estas concesiones son sólo parches. Aumentar la jubilación legal a los 64 años es el núcleo de esta reforma y es profundamente injusta. Es una insensatez democrática que el gobierno haga oídos sordos a la protesta”, afirmó Laurent Berger.
Olivier Dussopt, el ministro de Trabajo del país, rechazó todas las acusaciones hechas por la oposición quienes afirmaban que el Estado negaba la magnitud de todas las protestas.
De acuerdo a los voceros oficiales del Estado, la reforma permitirá un ahorro bruto de más de 17.000 millones de euros o 18.000 millones de dólares por su equivalencia, anuales a partir de este momento hasta el 2030.
