Siguen las buenas nuevas para la economía venezolana. Tras el alivio de sanciones de EEUU, la multinacional neerlandesa Vitol Group reservó el buque «Gustavia S» por US$11 millones para cargarlo a finales de este mes o principios del próximo con crudo venezolano, según listas de fletes de barcos compiladas por Bloomberg.
El envío se destinaría a China y la información ya circula entre los agentes marítimos del sector.
En octubre pasado, Francisco Monaldi, director del Programa de Energía de América Latina del Instituto Baker de la Universidad Rice, en Houston, entrevistado por Voz de América afirmó que con la flexibilización de sanciones «en el corto plazo Venezuela obtendrá un rendimiento mucho mayor debido a que no tendrá que vender el crudo con descuento y con mecanismos poco transparentes que caracterizan al mercado negro».
El mes pasado, EEUU suavizó las sanciones a la producción petrolera venezolana, al oro y al sector del gas después de cuatro intensos años, una medida que cambia el mapa de flujos mundiales de crudo con un Medio Oriente convulsionado y Rusia aislada comercialmente por EEUU y la UE. Antes que Estados Unidos sancionara a Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA) en 2019, Vitol era un proveedor de productos petroleros, incluida la nafta.
El país sudamericano es un importante actor en el mercado mundial de petróleo y ahora está en condiciones plenas de vender a precio full en el mercado, por ejemplo, a las refinerías de la costa del golfo de Estados Unidos, un mercado tradicional de Venezuela al que, hasta el año 2018 le proveía más de 500.000 barriles diarios.
El 30 de septiembre pasado el presidente venezolano Nicolás Maduro posteó en la red social X: «Tenemos las puertas abiertas a la inversión extranjera para avanzar en la economía productiva y diversificada». Además, Maduro promulgó la Ley Orgánica de las Zonas Económicas Especiales y ordenó la creación de los primeros cinco espacios de este tipo para atraer la inversión extranjera y «equilibrar el desarrollo» de las regiones del país.
Por esto, no es de extrañar el retorno de transnacionales energéticas a la mesa de negocios del crudo venezolano, incluídas las de origen estadounidense.
