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Haití: Una sentencia de siglos

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Cortesía Unicef

“Es un lugar cercado por la noche, en el inmenso cobalto del Caribe. La noche en este caso es la miseria, es el hambre es la palabra presa”. Alí Primera, cantautor venezolano. Canción “La noche del jabalí” dedicada a Haití.

Una desgracia tras otra: Miseria, terremotos, golpes de Estado, magnicidio, corrupción, abandono. La de Haití es, sin duda, una sentencia de siglos a la que parecen destinados sus habitantes que llevan sobre sus hombros una deuda que no termina nunca.

Así ha sido la historia de este país, que, vale recordar, fue el primero del continente americano en abolir la esclavitud impuesta a sangre por los conquistadores europeos y el primero en proclamarse en República libre apenas en 1.804, la única constituida por ex esclavos.

Después de sus años de gloria, la debacle ha sido una característica histórica. De hecho, hasta 2016 ocupaba el octavo lugar entre los países con mayor cantidad de personas en situación de esclavitud moderna.

Los últimos meses, la nación caribeña se ha envuelto en una nueva espiral de violencia que parece encaminarse hacia otra intervención extranjera. Al menos eso podía leerse entre líneas hasta que finalmente, el actual primer ministro Ariel Henry, hizo un pedido de “asistencia militar internacional”, para enfrentar la crisis humanitaria que vive el país.

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Cortesía ONU

Este llamado evoca en los haitianos muy malos recuerdos. Tras el devastador terremoto en el año 2010, el apoyo extranjero se tradujo en inservibles ONG´s que diluyeron la ayuda internacional en trámites burocráticos.

Lo peor fue la llegada de tropas militares que dejaron un saldo desolador: “más de dos mil mujeres y niñas haitianas fueron violadas, abusadas sexualmente y muchas de ellas embarazadas por soldados brasileños y uruguayos de las tropas de ocupación de Naciones Unidas entre 2004 y 2017. Más de un centenar de niños nacieron de esos abusos”, reseña el portal Surysur.net.

Pobreza, condena perpetua

Es un lugar común, pero es cierto: Haití es el país más pobre de América. Según estadísticas del Banco Mundial, , hasta el año 2020, 60% de su población estaba en condición de pobreza y 24% en pobreza extrema. 50% de los haitianos padecen inseguridad alimentaria crónica.

Además, 22% de los niños sufre desnutrición crónica, lo que según el Banco Mundial, los pone en riesgo de limitaciones cognitivas, eso sin contar con las tasas de mortalidad infantil de las que no existen registros. Según los organismos oficiales, las cifras recibidas desde ese país, no son confiables.

Como si fuera poco, “Haití tuvo un PIB per cápita de US$1.815, el más bajo de la región de ALC y menos de una quinta parte del promedio de ALC de US$15.092. En el Índice de Desarrollo Humano de la ONU, Haití ocupó el puesto 170 de 189 países en 2020”, confirma el informe “Visión general de Haití, emitido por el Banco Mundial.

Para Jean Paul Edmond, luchador social haitiano, la raíz de todo este sufrimiento fue la determinación del presidente Alexandre Petión en 1.815 de apoyar al venezolano Simón Bolívar en la denominada Expedición de los Cayos, una de las gestas independentistas más importantes del continente.

“Francia e Inglaterra le prohibieron a Petión ayudar a Bolívar, y si no obedecía la instrucción, sería sancionado con una especie de bloqueo comercial: Entonces, como Petión no obedeció las órdenes, dejaron de comprar caña, cacao, café entre otros. Desde ahí empezó la miseria y la pobreza en Haití”, contó Edmond a La Mosca News.

Ya antes, según reseñó Edmond, se había iniciado un proceso para marginar al país por su proceso de independencia.

Pero la sentencia definitiva la ejecutó Estados Unidos, pues en pleno siglo 20 concretó lo que Edmond considera como “una nueva colonización a través de la cual se robaron sus recursos: oro, madera, coltán, entre otros”. Agregó que EEUU no solo ocupó la nación caribeña, sino que asumió el control de los recursos a través del Banco Nacional y expropió las tierras productivas.

Corrupción: agravante imperdonable

Desde el año 2019, centenares de haitianos levantaron la voz en medio de una crisis energética sin precedentes en el país. Una movilización inédita de profesionales protestaba, no solamente por el alza del precio de los combustibles; la ciudadanía ya sabía que altos funcionarios del gobierno, incluido el entonces presidente Jovenel Moïse, habían desfalcado unos 2 mil millones de dólares de un acuerdo con Petrocaribe, una instancia creada por Venezuela para vender petróleo a las naciones del Caribe en condiciones de pago preferencial, como reseña el portal web de esta alianza.

Haití obtendría no solamente combustible subsidiado desde la nación suramericana, sino que además, accedería a recursos que podría destinar a la atención social de su población. La malversación se llevó la esperanza.

Haití hoy: viejos males renovados.

Recientemente, el presidente Henry eliminó los subsidios al precio de los combustibles. Un golpe duro que se suma a la hiperinflación y la escasez que caracterizan la economía haitiana.

El hecho atizó las protestas. Además, grupos paramilitares hacen de las suyas y bloquean el acceso a las refinerías y la crisis se agrava, pues el desabastecimiento de combustible ha provocado ya el cierre de centros de salud y mayor escasez de alimentos. Por esta razón, la Organización de Naciones Unidas pidió establecer un corredor humanitario que permita a las autoridades acceder a las refinerías.

Sin embargo, como reseñamos al inicio de este trabajo, el tema de la intervención extranjera no es bien recibido en la nación. Para citar otro ejemplo, se responsabiliza a la Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití (Minustah) como responsable de introducir y propagar el cólera en Haití.

Esta misión además manejó un presupuesto superior a los 7 mil dólares. Un monto deseable para varios programas sociales.

La situación es desesperante y desesperanzadora para la población, que busca cambiar su destino a través de la frontera con República Dominicana, cuyo presidente aseguró que no recibirá refugiados haitianos. Otros buscan destinos más complicados como la selva del Darién, o una balsa que los lleve a cualquier destino lejos de la catástrofe.

Haití es una deuda pendiente para la humanidad. La intervención extranjera solo ha empobrecido y humillado más a su gente. Los desoyen. La cooperación desde una iniciativa verdaderamente humanitaria pudiera allanar el camino para el renacimiento, o seguirán esclavizados, muriendo de hambre y olvido.

“¿Que cuántos habitantes tiene? los que le quedan después de tanta masacre ¿Que si luchan, además de sobrevivir que si luchan? Claro que sí, pequeño amor, claro que sí”

Alí Primera

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