Luego de cuatro años de búsqueda por parte del FBI y de las autoridades mexicanas, se encontró en Michoacán a la niña Aranza María Ochoa López, que en octubre de 2018 había sido secuestrada por su propia madre en Vancouver, Washington.
Aranza tras el hallazgo de su encuentro, fue atendida de manera inmediata y enviada a su país natal, Estados Unidos.
La mamá de la niña ahora acusada de secuestro, ya había estado bajo custodia en Estados Unidos por denuncias de abuso físico contra su propia madre, abuela de Aranza.
Por estas acciones era considerada como peligrosa debido a su historial de abuso, su falta de participación en una evaluación de salud mental y su comportamiento violento.
Las autoridades estadounidenses habían emitido una orden de visitas supervisadas dos veces por semana. En una de ellas, pidió permiso para ir con la niña, entonces de cuatro años, a un centro comercial de Vancouver, dónde tomó la decisión de secuestrarla.
Medios locales reseñan que se la llevó con ayuda de un cómplice aún no identificado, y que escapó en un vehículo robado, con el cual viajó a México y desde entonces se les consideraba desaparecidas.
Sin embargo, luego de un año de búsqueda las autoridades dieron con el paradero de la madre e inmediatamente fue detenida y extraditada a Estados Unidos y en enero de 2021 se declaró culpable de secuestro y robo en segundo grado y de interferencia de custodia en primer grado, recibiendo por parte de la Corte Superior del condado de Clark, Washington, la condena de 20 meses de prisión.
La acusada declaró en 2019 que no sabía dónde estaba su hija, mientras que su abogado reveló que la mujer creía que la niña estaba a salvo con su familia en México, sin dar mayor detalles del domicilio de la familia.
Por su parte, el FBI informó a través de un comunicado oficial que Aranza María Ochoa López estará en resguardo de los cuerpos de seguridad por un tiempo indefinido, y su ubicación actual dentro de los Estados Unidos será confidencial, además de ser atendida con médicos especialistas que garanticen su buen estado de salud.
Richard Collodi, agente especial del FBI en Seattle, detalló que luego de la búsqueda por más de cuatro años, el FBI y sus socios se habían dado por vencidos con el caso de Aranza, y que ahora les tocará «apoyarla mientras comienza su reintegración a su país natal».