La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) de España destacó en una encuesta reciente que, a raíz de la inflación y el aumento generalizado de precios, uno de cada cuatro hogares tiene dificultades para cubrir sus necesidades diarias y hay una adaptación por inflación.
Según el estudio, la gente compra menos carne y pescado, adquiere marcas más económicas, usan menos los electrodomésticos, posponen o renuncian a la compra de ropa y usan menos el auto para ahorrar combustible.
El desembolso en gasolina pudo aumentar hasta 25% (de 60 a 90 euros mensuales) y el de electricidad hasta 10%. Ahora la gente usa los aparatos eléctricos en la noche cuando la energía es más barata.
Asalariados y jubilados, principalmente, han tenido que adaptar sus gastos ya que sus ingresos se mantienen a pesar del incremento casi generalizado en precio de productos y servicios.
En España, como en toda Europa, el fenómeno inflacionario no se había presentado las últimas décadas. De hecho, el índice de precios de consumo trepó 10,2% interanual en junio, la cifra más alta desde 1985 y está por encima de la media de la eurozona 8,6%.
Esta nueva realidad también se ha colado en las redes sociales. El tema de la electricidad es trending topic desde hace meses.
Analistas han comentado que en general el volumen de consumo aún no disminuye drásticamente, sin embargo, empieza a desaparecer el consumo superfluo. La clase media es la más afectada, aseguran.
Un dato revelador de la OCU es que uno de cada cuatro españoles no saldrá de vacaciones este verano.
No es un dato menor que la situación en España es similar en toda Europa, primero como un efecto de la pandemia y de la reapertura con los problemas en la cadena de suministros, agravada después de manera clara por la guerra en Ucrania.
