El presidente de Polonia, Andrzej Dudam, dijo este miércoles que probablemente el misil lanzado este martes, se trató de una munición ucraniana que cayó en territorio polaco.
Aseguró que no hay indicios de que el misil que alcanzó el país y mató a dos personas, fuese parte de un “ataque intencional” y apuntó a que el incidente se debió posiblemente a un accidente desafortunado.
«Por el momento no tenemos pruebas de que haya sido un misil disparado por la parte rusa», dijo el mandatario.
Hizo énfasis en que hay una alta probabilidad de que fuera un misil proveniente de la defensa antiaérea ucraniana.
Asimismo, el presidente de EE.UU., Joe Biden, aseguró que es poco probable que el proyectil haya sido disparado desde Rusia.
“Hay información preliminar que refuta eso. No quiero decirlo hasta que lo investiguemos completamente, pero es improbable, por la trayectoria, que haya sido disparado desde Rusia”, aseguró el representante de la Casa Blanca.
La hipótesis la compartió el mandatario estadounidense, con los socios de la OTAN y del G7.
Por otra parte, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, dijo que los datos demuestran que Rusia no tuvo nada que ver con la caída del proyectil en suelo polaco y que él «muestra respeto y cree» en la posición de Moscú, agregando que tiene información de que el incidente puede deberse a un error técnico.
Previo a las investigaciones, Rusia había asegurado que no ha efectuado ataques contra objetivos cerca de la localidad polaca de Przewodów, donde cayó el misil, y calificó de "provocación deliberada", las afirmaciones de medios y funcionarios polacos sobre la supuesta caída de artefactos rusos en la frontera entre Ucrania y Polonia.
"No se realizaron ataques contra objetivos cerca de la frontera estatal entre Ucrania y Polonia por medios de destrucción rusos", afirmó el Ministerio de Defensa en un breve comunicado en televisión nacional.
El incidente ha agravado las tensiones entre Rusia y la OTAN, y se ha producido mientras en la isla indonesia de Bali se celebra la cumbre del G20, en la que participaron Rusia y Ucrania, además de los principales países de la OTAN, quienes anunciaron que apoyarán la investigación sobre el suceso.
