La ciudad de Bagdad, capital de Irak, se vio nuevamente afectada por una tormenta de arena de color naranja que obligó al trasladado de decenas de heridos a centros asistenciales por falta de aliento y asfixia.
Este fenómeno natural es el cuarto de su tipo en los últimos meses, lo que ha generado una alarma en las autoridades iraquíes. Este polvo anaranjado se asentó sobre calles, vehículos, incluso, dentro de edificios gubernamentales y casas residenciales en Bagdad.
Hasta la fecha, más de 210 personas se han visto afectadas por esta tormenta que según autoridades, comenzó en la provincia de Saladino y se extendió a las pocas horas por todo el país.
Como medida preventiva, se cerraron los vuelos en Bagdad, Najaf y Erbil debido a la mala visibilidad, así lo confirmó el representante de la aviación civil, Jihad al-Diwan.
Amer al-Jabri, vocero de la oficina meteorológica de Irak, señaló que la situación de esta tormenta de arena podría extenderse durante toda la semana debido a la sequía, desertificación y la disminución de las precipitaciones.
Expertos ambientalistas señalaron que el país árabe puede experimentar los efectos del cambio climático de manera más radical. En este sentido, a finales de 2020 el Banco Mundial alertó que Irak podría perder un 20% de los recursos hídricos por los efectos del calentamiento global.