Después de casi cuatro años de un estancamiento político y cinco elecciones, analistas consideran que Israel juramentó al parlamento más derechista, religioso y conservador de su historia.
No es un dato menor que el nuevo parlamento sustituye a uno de los más diversos de la historia de Israel, que contaba con un máximo histórico de 36 mujeres y un pequeño partido árabe islamista en el gobierno por primera vez.
El nuevo parlamento sólo tiene 29 mujeres y sus 23 flamantes legisladores proceden en su mayoría del partido Likud – del primer ministro designado Benjamin Netanyahu- y de la alianza de partidos de extrema derecha conocida como Sionismo Religioso.
El presidente israelí, Isaac Herzog, llamó a la unidad nacional en su discurso, señalando que los israelíes están agotados por las luchas internas y sus consecuencias.
“Ahora, la responsabilidad recae en primer lugar en ustedes, los representantes electos del público”, dijo.
Herzog también pidió a los representantes electos que salvaguarden los derechos de las minorías: “también hay comunidades -y especialmente minorías- que temen que sus necesidades no estén en la agenda”.
Según las voces opositoras, el nuevo parlamento pretende hacer retroceder los logros de su predecesor en cuestiones como el medio ambiente, los derechos de la comunidad LGBTQ y la financiación de la población árabe.
Además, los probables socios de la coalición de derecha de Netanyahu han prometido actuar con mayor agresividad contra los atacantes palestinos para proteger a los israelíes.
