La artista de televisión y luchadora profesional Hana Kimura de 22 años se suicidó en mayo de 2020 por las críticas en internet tras presentarse en un programa de telerrealidad. El Parlamento de Japón consideró entonces modificar el Código Penal para castigar severamente los delitos de calumnia y acoso por internet.
Antes, si alguien acosaba a otra persona en Japón, recibía detención domiciliaria de hasta 30 días y era multado con unos 73 US$. En la actualidad, además de un año de cárcel, quien acose deberá pagar una multa de hasta unos 2.200 US$.
Hana Kimura era alegre y proyectaba ingenuidad juvenil; ingresó al staff del reality show “Terrace House” pero fue atacada por las redes sociales después de tener un enfrentamiento con un miembro del show quien, accidentalmente, dañó uno de sus trajes cuando lo lavó. Kimura reaccionó abofeteándolo.
Esa reacción de Kimura motivó que incontables detractores de la artista la acorralaran por las redes sociales con mensajes hostiles, insultantes y hasta instigadores para que Kimura se suicidara, lo cual lamentablemente ocurrió.
Kyle Cleveland, profesor de cultura japonesa de la Universidad de Temple, en Tokio, sorprendido, expresó: “Incluso en una sociedad que tiene fama de ser respetuosa y de valorar la educación y los principios, hay personas quienes se desatan en Internet y se han vuelto totalmente desenfrenadas…”
Makoto Watanabe, profesor de medios y comunicaciones en la Universidad de Hokkaido Bunkyo, considera que en el anonimato de las redes sociales, las personas “frustradas de que ellos mismos hayan sido excluidos de este tipo de oportunidades, están celosos y sólo buscan un oportunidad de atacar a alguien”.
Pero concluye que ahora, los programas de televisión están hablando de Kimura, de lo que tuvo que soportar, y existe esta nueva conciencia de la intimidación y el suicidio y presumen que tal vez la conversación hará que las personas sean más conscientes del impacto que pueden tener sus palabras.