El gobierno de Japón, convocó al embajador ruso del país, Mikhail Yurievich Galuzin, a la sede de la cancillería para protestar por la detención del cónsul nipón Motoki Tatsunori, detenido por presuntas acusaciones de espionaje.
Takeo Mori, viceministro de exteriores de Japón, le pidió a Galuzin que se presentara en el ministerio luego de la detención por recibir “información de circulación limitada” sobre la cooperación de Rusia con uno de los países de Asiáticos y las posibles influencias políticas de las sanciones de Occidente con su país.
El ministro de Asuntos Exteriores de Japón, Yoshimasa Hayashi, tildó la detención del cónsul como inaceptable, además de afirmar: “es una violación a la convención de Viena”
Hayashi explicó que el cónsul ya se encuentra en libertad y mostró su descontento con toda esta situación.
Yoshimasa declaró en una rueda de prensa que Rusia había declarado al cónsul como persona non grata y que debe abandonar el país en las próximas horas.
Durante el interrogatorio, al cónsul se le taparon los ojos y tuvo los brazos amarrados lo que hizo que este comportamiento fuera catalogado como “inaceptable”.
El gobierno ruso detuvo al cónsul en Vladivostok la noche antes del acuerdo y aunque el diplomático reconoció su culpa, Japón no dudó en imponer nuevas sanciones a Moscú.
Estas nuevas sanciones, se suman a las ya existentes como la exportación de chips o las importaciones de metales rusos o del vodka.