El ex portero, José Luis Chilavert, anunció que “tras reflexionar y sentir la responsabilidad de construir un mejor Paraguay” se lanzará como candidato para las venideras elecciones presidenciales de 2023.
Chilavert –que marcó época por dejar la portería para patear cada tiro libre disponible- aseguró estar preocupado de que “el populismo gane terreno” y se sube a la ola de la derecha libertaria latinoamericana.
Cabe destacar que mientras los partidos de centro e izquierda unen fuerzas por primera vez en más de una década para desbancar al actual presidente, Mario Abdo Benítez, Chilavert quiere entrar a competencia desde lo que podría considerarse extrema derecha.
El resto de las fuerzas, incluido el conservador Partido Colorado que gobierna desde 2013, definirán sus candidaturas en elecciones internas previstas para diciembre de este año.
Retirado del deporte desde hace casi 20 años, Chilavert jamás abandonó la polémica.
De hecho, el pasado 26 de mayo fue condenado por difamar al presidente de la Confederación Sudamericana de Fútbol, Alejandro Domínguez, al que acusó en Twitter de haber recibido sobornos.
Por eso comenzará su campaña mientras transcurre el año de “cárcel en suspenso” que le fue impuesto.
En su haber deportivo, Chilavert ostenta ser nombrado el mejor portero sudamericano del siglo XX , según la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol y ganar con Vélez Sarsfield de Buenos Aires una Copa Libertadores, una Intercontinental -contra el Milan italiano, cuatro ligas argentinas y tres torneos sudamericanos.
Marcó 62 goles, más que ningún otro portero profesional del siglo pasado.
Al recordar su pasado deportivo, es imposible no mencionar su enemistad con Maradona a quien le recordaba en cada oportunidad su condición de “drogadicto” y le endilgaba los peores epítetos.
Pero además, se fue a las manos en innumerables ocasiones con sus contrincantes.
Agarró del cuello al actual entrenador de River Plate, Marcelo Gallardo; escupió en la cara al defensor brasileño Roberto Carlos y un día, tras salir expulsado, se acercó al banco de la selección colombiana solo para golpear a Faustino Aspirilla.
