Este lunes comenzó en el sur de Francia un juicio emblemático. Un jubilado enfrenta cargos por drogar durante 10 años a su esposa, Gisèle P., para que desconocidos la violaran. El proceso, que se desarrolla en Aviñón, se extenderá hasta el 20 de diciembre.
Acusados de diversos perfiles
Frente a Gisèle, desfilan 51 hombres acusados, entre ellos su exmarido Dominique P. La mayoría fue solo una vez a la casa del acusado en Mazan, pero algunos regresaron hasta seis noches.
Los acusados son bomberos, enfermeros, periodistas, entre otros. Según expertos, no padecen patologías psicológicas importantes, pero muestran un sentimiento de «omnipotencia» sobre el cuerpo femenino.
La manipulación de Dominique P.
Dominique P. administraba a su esposa un fuerte ansiolítico, dejándola «cerca del coma», según el juez.
Contactaba a los violadores a través del sitio coco.fr, ahora cerrado. Las instrucciones eran claras: no despertarla, no usar perfume, ni tabaco, y desvestirse en la cocina para evitar dejar pistas.
Descubrimiento del horror
Gisèle P., que no tiene «ningún recuerdo» de los abusos, se enteró a los 68 años de lo que sucedía.
Su esposo fue descubierto en 2020 grabando bajo las faldas de mujeres en un centro comercial. El análisis de su ordenador reveló miles de fotos y vídeos de las violaciones.
Impacto devastador en la víctima
Gisèle P. sufre de un «fuerte síndrome de estrés postraumático» y padece cuatro enfermedades de transmisión sexual.
Su abogado describe el juicio como «algo completamente terrible» para ella y su familia, quienes la acompañan en este doloroso proceso.
Este juicio no solo busca justicia para Gisèle, sino también subrayar la gravedad de la sumisión química en la violencia sexual.
Con información de La Razón
