La brecha de género en el empleo: ¿Qué frena a la mujer en su progreso?

¿Hombres en mejores puestos de trabajo que las mujeres? ¿Hombres con mayores oportunidades salariales que las mujeres? ¿Brechas de género en el mercado salarial? Sí, aún existen y dicen presente en miles de millones de empresas alrededor de todo el mundo.

La brecha de género, o desigualdad de género en el mercado laboral, no sólo se mide por la escala salarial existente entre hombres y mujeres. También se generan otros tipos de diferencias en el mercado laboral entre ambos géneros, algunas de las cuales son, precisamente, factores importantes que contribuyen a la existencia de la llamada ‘’brecha salarial’’.

Si nos referimos a las cifras, según los datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la tasa de participación laboral de las mujeres en la población activa en el mundo se aproxima al 49%. En cambio, el de los hombres es del 75%, por lo que existe una diferencia de casi 26% en la participación de los géneros en el mundo laboral.

Tipos de brecha de género en el mercado laboral

Cuando se menciona la brecha de género en el mercado laboral, en realidad se hace referencia a las diferencias marcadas que ponen de manifiesto la desigualdad que persiste aún entre las mujeres y hombres en diferentes momentos y aspectos del ámbito laboral. Aquí te dejamos los tres tipos más comunes:

Acceso: Si bien el acceso al mercado laboral es complicado en todo el mundo, hay que decir que las mujeres les cuesta más entrar en el mercado laboral que a los hombres, tanto si buscan su primer trabajo como si están reincorporándose tras un período sin laborar.

Factores como el nivel educativo, el tipo de estudios, si son o no madres, son algunos de los aspectos detrás de esta discriminación a la hora de buscar empleo. Es por ello que, en España, La Ley Orgánica de Igualdad, busca crear leyes y normativas que fomenten y promuevan la igualdad de género en el mercado laboral desde el momento de la contratación.

-Intensidad laboral: esta brecha pone de manifiesto que las mujeres trabajan menos horas remuneradas que los hombres, debido a que la gran mayoría de los contratos a tiempo parcial los ocupan las mujeres, tanto por voluntad propia (para ocuparse de hijos o familiares) o porque se ven obligadas a aceptar este tipo de contratos al no encontrar empleo de jornada completa.

-Salarios: ésta es la más popular y conocida de todas, puesto que es de la que más se habla y se vive. Debido a distintos factores como, mayor parcialidad de jornada laboral, trabajos menos cualificados, precariedad laboral o mayor dificultad para acceder a puestos de responsabilidad o dirección, las mujeres reciben mucho menos dinero que los hombres cuando llega el fin de mes.

Desempleada o vulnerable

En los casos en que la brecha de género hace presencia en las empresas, a la mujer que desea trabajar le resulta más complicado conseguir empleo que al hombre, este problema caracteriza principalmente a los países de África del Norte y los Estados Árabes, en los que el índice de desempleo femenino supera el 16%.

Y aunque, si bien el empleo vulnerable está generalizado tanto para la mujer como para el hombre, el sector femenino tiende a tener una presencia excesiva en determinadas clases de empleo vulnerable, tales como: tareas del hogar, negocios familiares o limpieza de infraestructuras. Por su parte, es más propenso a que el hombre sea el «jefe de familia’’ o trabaje por cuenta propia.

¿Cuáles son las características de un empleo vulnerable?

-Horas reducidas: La mujer con un trabajo remunerado tiene más probabilidad de trabajar menos horas que el hombre y, por lo general, no es por decisión propia. En los países en desarrollo, el índice de “subempleo en relación con la duración de la jornada de trabajo” correspondiente a la mujer puede llegar hasta el 50%.

-Trabajo no remunerado: En la mayoría de los casos, la mujer dedica casi tres veces más horas a labores domésticos y los cuidados no remunerados, un trabajo invisible que suele consumir el tiempo que podría dedicar a realizar una labor remunerada.

En general, si se tienen en cuenta el trabajo remunerado y el no remunerado, la mujer suele trabajar más horas diarias que el hombre.

-Trabajadoras familiares auxiliares: El 15% de mujeres empleadas trabajan en un negocio propiedad de familiares auxiliares, por lo que es probable que sean mal remuneradas y vivan en condiciones de pobreza, sin ningún tipo de contrato laboral y con escaso acceso a la protección social.

-Cobertura de maternidad: La mayoría de las empresas se ven en la obligación de proporcionar un cierto grado de protección maternal a la mujer empleada. Sin embargo, aproximadamente el 60% de mujeres carece del derecho legal al permiso de maternidad y casi el 66% no goza por ley de este permiso remunerado.

-Acceso a la protección social: Generalmente, la mujer no tiene acceso a la protección social. Cuando lo tiene, sus derechos son menores debido a la baja remuneración que reciben, por lo que agrava el caso de las pensiones, debido a que la proporción de mujeres que supera la edad de jubilación que percibe una pensión es aproximadamente 11 puntos porcentuales inferior a la de hombres.

¿Debería preocuparnos?

La libertad de trabajar por decisión propia y en condiciones de dignidad, estabilidad y seguridad es vital para el bienestar humano, por lo que garantizar que la mujer goce de este derecho es un objetivo importante.

Desde una visión económica, la reducción de esta brecha podría aumentar considerablemente el PIB mundial. Las regiones con mayor desequilibrio de género apreciarían los beneficios de una gran expansión y muchos países desarrollados notarían un aumento del crecimiento medio anual de su PIB, con aumentas en todas las regiones,

Por su parte, la OIT preguntó a mujeres de 142 países si preferían tener un puesto de trabajo remunerado, cuidar a sus familiares, o ambas cosas a la vez. Los datos recolectados señalan que, independientemente de la situación laboral, un notable porcentaje del 70% de mujeres prefiere tener un trabajo seguro y remunerado.

De acuerdo con la encuesta, el 29% de las mujeres prefiere tener un trabajo remunerado, el 27% quedarse en casa y cuidar a sus familias y hogares, mientras que el 41% prefería hacer ambas. 

Desafíos persistentes

Mientras persista la brecha de género, los desafíos para las mujeres continuarán siendo una traba diaria a la hora de buscar o mantener un trabajo. Algunos desafíos aún existentes son:

Conciliación de la vida laboral y familiar: Tanto hombres como mujeres reconocen que el obstáculo principal para que la mujer obtenga un trabajo remunerado es el esfuerzo que supone conciliarlo con las responsabilidades familiares.

Labores como cuidar de los hijos, limpiar y cocinar, se plantaron como un chip en el cerebro de las grandes mentes empresariales, por lo que la mujer continúa cargando con la mayor parte de estos trabajos invisibles e infravalorados.

Falta de medio de transporte: En los países emergentes y en desarrollo, aquellas mujeres que no concilian con un trabajo estable, tienen como problema principal el medio de transporte que deben tomar de su hogar al lugar de empleo.

Falta de servicio de cuidado asequible: Mundialmente, la falta de un servicio de cuidado de los hijos o miembros de la familia asequible es un obstáculo tanto para la mujer que busca trabajo, como para la que tiene un trabajo remunerado. 

¿Cómo acabar con la brecha?

-Lograr igualdad de remuneración: esta igualdad debe protegerse en la legislación y promoverse en la práctica. Una mayor transparencia salarial y una evaluación del trabajo respecto al género, sumado al fortalecimiento de las leyes vigentes, como la negociación colectiva, podrá contribuir a lograr este objetivo.

-Frenar la segregación profesional: La mujer tiende a tener una presencia excesiva en empleos considerados no especializados y de ‘’bajo valor’’, principalmente en el área de cuidados, por lo que la segregación aumenta.

-Erradicar la discriminación: Son muchos los países que cuentan con leyes en contra de la discriminación y el acoso por razón de género en el trabajo y aunque esto es importante, no es suficiente para las mujeres en el mundo laboral. Para eliminar esta discriminación, es importante tomar medidas adicionales como recursos eficaces, sanciones disuasorias, organismos especializados y campañas de sensibilización de la población.

-Protegerse frente a las crisis económicas: Debido a la probabilidad que tienen las mujeres de ocupar puestos de trabajo vulnerables o informales, las crisis económicas repercuten duramente en ellas. Es por ello que, se deben crear medidas de salvaguardia para que estas se complementen con políticas que tengan en cuenta la perspectiva de género.

Los datos son claros: la mujer exige tener un empleo remunerado, pero una serie de obstáculos socioeconómicos persistentes en la sociedad la detienen. Determinar y cuantificar esas trabas permitirá a las organizaciones elaborar políticas estructuradas más racionales para erradicarlas

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