Este miércoles la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) definió que las finales de las Copas Libertadores y Sudamericana se jugarán en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, y en el estadio Centenario de Montevideo, respectivamente.
El presidente del ente rector del fútbol sudamericano informó en su cuenta de Twitter, la decisión del Consejo de la Conmebol de jugar las finales en dos históricos estadios en los que se disputaron finales en las Copas del Mundo.
Desde el año 2019 se juega una final única en ambos competiciones, y se dejó atrás la modalidad ‘ida y vuelta’ que había ensalzado a las competiciones a lo largo de los últimos años.
El Maracaná es el estadio más grande de Brasil con una capacidad para 80.000 espectadores, y fue hasta hace poco tiempo el más grande del mundo.
Su construcción se inició a principios de 1949 como parte de los esfuerzos locales por obtener la sede de la Copa Mundial de Fútbol, que finalmente alcanzaron en el Mundial Brasil 1950.
En ese año ocurrió el recordado “Maracanazo”, en el que Uruguay derrotó sorpresivamente a Brasil 2-1 en la final del Mundial.
El estadio Centenario fue inaugurado el 18 de julio de 1930, es la arena con mayor capacidad de Uruguay y uno de los quince más grandes de América.
El 18 de julio de 1983 fue declarado por la FIFA como Monumento Histórico del Fútbol Mundial, siendo la única construcción de esta índole en todo el mundo.
Luego de su remodelación en 2021, albergó la final de la Copa Libertadores de 2021 entre Palmeiras y Flamengo.
Ambos torneos se empezarán a jugar en abril. La final de la Copa Sudamericana está programada para jugarse el sábado 28 de octubre, y la de la final de la Copa Libertadores se jugará el 11 de noviembre.
Entre las otras opciones que se barajaban como posibilidades para jugar las finales, estaban Barranquilla, Bogotá o el renovado Monumental de Núñez en Argentina, que con su ampliación dará capacidad a 83.000, para convertirse en el estadio más grande de Sudamérica.
