Tres hermanos, de edades comprendidas entre 68 y 72 años, fueron encontrados sin vida con signos de violencia en su residencia en Madrid, España, hace muy pocos días, aún no se sabe con certeza, pero al parecer sus muertes están relacionadas con deudas sin pagar, reseña Patricia Peiró para el El País de España.
La columnista explica que las hermanas, Amelia y Ángeles, habían caído años atrás en el engaño de dos supuestos militares estadounidenses destinados en Afganistán, a quienes enviaban dinero bajo la promesa de cobrar una herencia. Para ayudarles, incurrieron en deudas, y la principal hipótesis sugiere que estos problemas económicos podrían haber desencadenado el crimen.
Aunque resulta difícil creer que alguien pueda ser engañado durante tanto tiempo por una historia que involucra herencias millonarias, soldados en un país lejano y encuentros casuales en redes, para los investigadores policiales y abogados que han visto numerosas víctimas de estas estafas amorosas, no resulta sorprendente, dice la investigadora en su trabajo publicado en el medio español. La vergüenza que sienten las personas al descubrir el engaño, parece suficiente para que la estafa pase desapercibida y no denuncien.
Rubén Cobo, un abogado especializado en estafas amorosas en Castellón entrevistado por El País, ha observado que las víctimas suelen ser mujeres mayores de 60 años, con educación media-baja y con perfiles en redes sociales que indican que están viudas o solteras.
Estas estafas generalmente se originan en Facebook y siguen un patrón común: establecen una conexión emocional con la víctima, resaltan la importancia de ser generoso y tener valores altruistas, y finalmente, surgen situaciones que requieren aportes financieros urgentes para unirse al ser amado.
En estas historias fraudulentas, se identifican patrones recurrentes, como la del médico de la ONU que necesita dinero para rescindir su contrato, el militar en misión, o el ingeniero que ha sufrido un accidente y requiere fondos para una operación. Los estafadores eligen profesiones e imágenes que transmiten seguridad y confianza, aparentando ser hombres solventes, enfatiza Peiró.
Cobo destaca que estas estafas incluyen fotomontajes de baja calidad para respaldar la historia, a veces utilizando imágenes de celebridades como Iker Casillas o incluso actores de Hollywood, como en el caso de una mujer que envió grandes sumas de dinero creyendo que su novio era Brad Pitt.
El abogado y su equipo han llevado a cabo investigaciones exhaustivas, conscientes de la saturación de los juzgados, y creen estar cerca de identificar a los miembros de una red internacional que estafó a una mujer. Sin embargo, el camino para perseguir estos casos está lleno de dificultades, desde el cierre inicial de casos por falta de recursos hasta la necesidad de requisitorias internacionales y colaboración con Europol o Interpol.
La cibercriminalidad, incluyendo este tipo de estafas, ha experimentado un aumento significativo en los últimos años, representando el 17% de toda la criminalidad durante los primeros nueve meses de 2023, resaltan cifras publicadas por El País.
Muchos estafadores actúan individualmente o en pequeños grupos con perfiles falsos en redes sociales o aplicaciones de citas, como demostró la operación Románticos en Alicante en 2023. Allí donde un matrimonio fue detenido por estafar a una mujer con una historia ficticia de construcción.
Las fuerzas policiales señalan que muchos casos de este tipo nunca salen a la luz debido a la vergüenza que sienten las víctimas al admitir haber caído en el engaño. El abogado Cobo destaca la dificultad de lidiar con estas situaciones, desde mujeres que acuden solas a su despacho hasta aquellas acompañadas por sus hijos que ruegan ayuda para hacerles entender que han sido víctimas de una estafa.
Estos casos, que comienzan con simples mensajes en redes sociales, se convierten en verdaderos dramas para las familias involucradas.
Sin embargo expertos aseguran que hay maneras de prevenirlos, y que la primera señal que debe llamar la atención es que «si es demasiado bueno para ser verdad, probablemente lo sea».
Según información proporcionada por BTR Consulting, una firma especializada en ciberseguridad, y citada por El Clarín, se estima que al menos el 50% de las diversas modalidades de estafas tienen su origen en las redes sociales.
Dentro de estas plataformas, las estafas románticas ocupan el segundo lugar en cuanto a lucratividad, implicando la aproximación a un objetivo a lo largo de un periodo mediante el establecimiento de una intimidad falsa.
Las víctimas reportan que este tipo de estafas suele comenzar en Facebook o Instagram mediante mensajes directos, para luego continuar a través de métodos de mensajería instantánea como WhatsApp. También se han registrado casos a través de aplicaciones de citas como Tinder y similares.
Los expertos recomiendan siempre que se establezcan vínculos a través de internet, que se comience una investigación propia de las redes sociales y ver si coinciden con otros perfiles, ver fotos, verificar amigos y cuándo fue creada la cuenta.
Además se pueden usar herramientas como búsquedas de imágenes en Google, encuentros cancelados o pospuestos y negativa a hacer videollamadas, entre otras cosas.
Con información de El País y el Clarín.