La fiscalía española en su escrito de acusación pide un año de prisión para Luis Rubiales, expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) por el delito de agresión sexual tras el beso no consentido a la jugadora Jenni Hermoso.
El fiscal solicitó un año y medio más de cárcel por el delito de coacción, y solicita la misma pena para Jorge Vilda, el ex entrenador de la selección; Albert Luque, director deportivo; y Rubén Rivera, el director de marketing.
Además, se le ordenó a los cuatro acusados la prohibición de comunicación con Jenni Hermoso, así como la prohibición de acercarse a la misma o mantenerse en sus proximidades en un radio de 200 metros durante siete años y seis meses, en el caso de Rubiales, y cuatro años para el resto de los acusados.
Luque y Rivera aún mantienen sus cargos dentro de la federación pese a estar involucrados en el caso que afecta a una integrante de la selección femenina.
«Ante las consecuencias personales y profesionales que le podían acarrear, el acusado Luis Rubiales, por sí mismo y en connivencia con el resto de los acusados, comenzaron a ejercer actos constantes y reiterados de presión directamente sobre la jugadora Jennifer Hermoso y a través de su familia y amistades con la finalidad de que, públicamente, justificara y aprobara el beso que contra su voluntad le dio Luis Rubiales» reza el escrito de la fiscalía.
La primera presión se produjo cuando el expresidente de la RFEF le dijo a la directora de fútbol femenino, Ana Álvares Mesas, para que entrase a los vestuarios y mandara a salir a Jenni Hermoso para hablar con ella.
En ese momento, Rubiales le pidió a la jugadora que hiciera una declaración pública acerca de la aceptación del beso recibido, pero Hermoso respondió que no estaba de acuerdo y que no tenía obligación de hacer ningún tipo de declaración.
Tras el fallido intento, Rubiales le ordenó a Jorge Vilda que entrara en contacto con Rafael Hermoso, hermano de la futbolista para que convenciera a su hermana de realizar el video.
«Vilda advirtió a Rafael Hermoso de que si su hermana no accedía a participar en el vídeo, ello tendría consecuencias negativas para ella, tanto en lo personal como en su carrera profesional como futbolista», señala el escrito.
Luego que las jugadoras se fueron de vacaciones a Ibiza, Rivera y Luque continuaron persuadiendo a la jugadora para que grabara el video.
