La pandemia cambió el mundo, punto… pocas cosas son tan indiscutibles como ese enunciado. Sin embargo detrás de lo que parece ser una gran verdad, surgen una serie de dilemas que todavía se discuten.
¿Se debe permanecer usando tapabocas de manera preventiva?, ¿hay que cambiar la manera de socializar?, ¿el mundo debe irse a un estilo de vida más simple y orgánico?, ¿es mejor el trabajo desde casa, o hay que volver 100% a la oficina?.
Como en “Hamlet, el príncipe de Dinamarca”, la respuesta al dilema no es del todo clara. Hay quienes defienden el “homework” como el futuro del mundo y otro grupo insiste en que la “oficina” es un espacio necesario para las relaciones interpersonales, al fin y al cabo el ser humano es “un animal político”, según Aristóteles.
Empresa pioneras en teletrabajo
El teletrabajo no es algo nuevo. Antes de la pandemia, empresas consideradas pioneras, tenían la posibilidad que sus empleados se quedaran un día en casa, y trabajaran desde allí, en principio como medida ecológica y para promover el tiempo familiar.
Ya en la década de los 80, cuando muy pocas personas tenían acceso a internet, la empresa de tecnología IBM, fue quizás la primera en hablar y defender el teletrabajo, ya que su personal no requería de un espacio físico para desempeñar sus responsabilidades. Después cambió de parecer, pero esa es otra historia.
Otro ejemplo en el tema es la gigante de la tecnología AT&T, que viene usando esta opción desde los años 90, e incluso fue la promotora de una encuesta realizada en el 2000 (20 años antes de la pandemia), en la que resaltaban las “bondades” de no acudir a la oficina.
Después de preguntarles a más de 1200 gerentes, llegaron a la conclusión de que sus empleados eran más leales, había mucha más productividad, y muchos talentos jóvenes querían formar parte de la compañía. ¿Trabajar desde casa en los 90? ¡vaya excentricidad!.
A estos ejemplos se suman la compañía francesa de seguros AXA, CTrip y Repsol, por mencionar solo a algunas de las grandes corporaciones.
Una necesidad surgida en pandemia
En la pandemia no se trató de un tema de beneficios, sino de la necesidad de reactivar la producción, lo que obligó a las empresas, sobre todo a las más tradicionales, a optar por el teletrabajo… y la contingencia fue un boom.
En países europeos con cultura de empleo algo inflexible, como fue el caso de España, las empresas se vieron obligadas a reinventarse, y (los que podían) activaron la producción desde casa.
A pesar de que después de brotes y rebrotes Covid el índice de personas que laboran fuera de la oficina fue el más alto, analistas y encuestas aseguran que llegó para quedarse.
Actualmente el 9,4% de la fuerza laboral española practica el homework, cuando alcanzó el 16,2% en el punto más álgido de la pandemia pero previo al covid 19, solo alrededor del 4,5% podía laborar sin ir a la oficina.
En Estados Unidos y otros países del mundo, el comportamiento ha sido similar. Un pico muy alto de personas con teletrabajo durante la parte más crítica de la pandemia, que disminuyó considerablemente (y lo sigue haciendo) con el paso del tiempo.
La polarización: Volver o no volver a la oficina
Pero la vuelta a la oficina no fue del todo “pacífica”, y en varios países -en especial Estados Unidos- muchas personas se han declarado en rebeldía, a la hora de regresar a las empresas, mientras que los ejecutivos insisten en la necesidad de crear un ambiente común.
En una encuesta realizada por Future Forum (un grupo de empresas, liderado por Slack, que promueve una forma de trabajo flexible), a 10.569 trabajadores en los EE.UU, Australia, Francia, Alemania, Japón y el Reino Unido, se pudo observar el desacuerdo entre las dos partes del organigrama.
De aquellos que siguen trabajando de forma remota, casi la mitad de los directivos (44%) quieren volver a su situación pre pandemia, frente al 17% del resto de los empleados. “Es decir, que por cada empleado que quiere volver, hay 2,5 directivos que también quieren hacerlo” expone el estudio.
Continúa diciendo que “de esos ejecutivos que desean volver al trabajo, tres de cada cuatro quieren ir de tres a cinco días a la semana. Una opción elegida por solo el 34% de los empleados”.
Estos resultados son parecidos a los arrojados por los de otro estudio en el que le preguntaron a 6.000 empleados de todo el mundo, si querían volver a las oficinas, y el 74% expresó un rotundo “no”.
Esa investigación determinó también que “la satisfacción laboral de los directivos es un 62% mayor que la del resto de empleados. Curiosamente, esta mayor satisfacción viene dada por índices más altos en cuestiones de flexibilidad (+ 51%), sentido de pertenencia (+ 52%), conciliación (+ 78%) y estrés y ansiedad relacionados con el trabajo (+ 114%)”.
Dicho de otra manera, mientras más comprometido, identificado, tengan mejor salario, y estén más estresado, más se quiere estar en una oficina con compañeros de trabajo, y mientras menos flexibilidad se tenga en el horario, menos sentido de pertenencia, y menos estrés, más querrán quedarse en casa.
Trabajar desde casa
El trabajo remoto tiene muchas ventajas para los empleados, quienes son capaces de identificar más beneficios que inconvenientes al asumir esta nueva forma de laborar, y pareciera que mientras más abajo se está en el organigrama, más son las bondades que se consiguen de la estrategia.
Aunque los gastos de luz, internet y demás servicios en casa pueden incrementarse, los trabajadores a distancia han manifestado en diferentes estudios que el ahorro en transporte, y sobre todo en tiempo, no solo compensa sino que inclina la balanza a favor de la economía.
Sin embargo, no son los empleados los más beneficiados, sino el medio ambiente. No tener que trasladarse todos los días, provocó una reducción considerable de las emisiones de carbono durante la pandemia, que se sumaron a las que dejaron de existir parcialmente, por la paralización del transporte aéreo.
“Las emisiones de CO2 de origen fósil (carbón, petróleo, gas y cemento) alcanzaron un nivel máximo de 36,64 gigatoneladas de dióxido de carbono (GtCO2) en 2019, seguido de un extraordinario descenso de 1,98 tCO2 (5,6 %) en 2020 debido a la pandemia de COVID‑19” expuso un estudio del Programa del Medio Ambiente de la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Sin embargo las críticas no se han hecho esperar y muchas personas han manifestado su desacuerdo con el traslado del trabajo al hogar, alegando entre otras cosas, y paradójicamente, poco claridad de límites de horario.
La agencia de empleo Adecco, señala en un estudio realizado, que el teletrabajo puede tener implicaciones psicológicas negativas en el empleado, como la imposibilidad de desconexión.
“Un teletrabajador, que generalmente está en casa, pasa la mayor parte del tiempo en ella. Esto hace que sea muy posible que la empresa solicite algún trabajo adicional. De esta forma, el factor motivador disminuye y afecta la productividad habitual. Por lo tanto, lo primero que debe realizar el empleado es aclarar las horas de trabajo” comenta el blog de la empresa.
Empresarios divididos frente al home office
Tim Cook, el CEO de Apple, ha manifestado su simpatía con este método de trabajo, enfatizando que “hay algunas cosas que realmente funcionan muy bien virtualmente”. La evidencia de su planteamiento fue el hecho de que la empresa lanzó en plena pandemia y con mucho éxito, nuevos productos como iPads o Apple Watches.
Con esta posición coincide Google. Sundar Pichai, CEO de la empresa de telecomunicaciones, dijo en una entrevista al TIME que ve un futuro más flexible para el trabajo en sus oficinas, pero aclaró que el caso de la pandemia fue una contingencia extraordinaria.
Sin embargo, algunos empresarios, como el controversial dueño de Tesla, Elon Musk, se han declarado completamente en contra del home office.”Ya no es aceptable” luego de dos años de pandemia, dijo el magnate, al tiempo que aseguró que los empleados de su automotriz deben permanecer 40 horas dentro de la oficina.
Casi tan radical ha sido la oposición de Netflix. “No poder reunirse en persona, particularmente a nivel internacional, es puramente negativo”, dijo en una entrevista Reed Hastings, CEO de la plataforma.
En lo que todos parecen coincidir es en un gran punto a favor y un importante elemento en contra. En primer lugar, el teletrabajo da la posibilidad de ampliar la búsqueda de talentos, independientemente de su residencia, lo que sería de gran beneficio para las empresas, y para los profesionales, que tienen muchas más opciones para elegir y aplicar.
Sin embargo, no compartir tiempo y espacio con los trabajadores, directivos y demás miembros de una empresa, debilita las relaciones interpersonales, necesarias para fortalecer el sentido de pertenencia y la identificación fundamental para que la compañía crezca.
Además, advierten expertos, que no acudir a la oficina puede ser un impedimento para los ascensos dentro de la compañía: no existe el contacto permanente entre empleadores y subordinados, y -hay que admitirlo- se elimina el factor camaradería y cotidianidad tan importante para hacerse notar.
Sin embargo, para Rosario Sierra, directora de Negocio Corporativo de LinkedIn, la mayor red social de profesionales del mundo, esto no debería ser un impedimento para crecer dentro de una corporación.
“Creemos que ello no ha afectado a la posibilidad de los trabajadores de ascender en una empresa, sino que se abren posibilidades que hasta ahora no existían con tanta frecuencia”, opinó la ejecutiva.
El trabajo híbrido es la nueva tendencia
Al parecer no hay acuerdo sobre el teletrabajo y el trabajo presencial, por lo que ha surgido un tercer camino que se hace cada vez más popular, y que llega como la más salomónica de las propuestas: el trabajo híbrido.
Un poco de las dos cosas es lo que proponen empresas como Twitter (al menos hasta que se concrete su compra por parte de Elon Musk). La idea básica es “un poco en casa, un poco en la oficina”.
“Hoy el 87% de las empresas ya está implementando modelos híbridos para sus empleados. Solo un 10% adoptó 100% la presencialidad y un 3% (de las cuales el 80% son de tecnología) exclusivamente teletrabajo” escribió recientemente el diario Clarín de Argentina, citando un sondeo de la consultora PwC.
Lo cierto es que a pocos meses de que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declarara que “se acerca el fin de la pandemia”, ya es un hecho que el mundo cambió, y uno de esos cambios es, sin duda, la manera de trabajar.
Es poco probable que todos los trabajos que se puedan hacer desde casa, se hagan de esta manera, o que las oficinas cierren definitivamente. Sin embargo ya el cambio es un hecho, y toca a las empresas y empleados, aprovechar los beneficios, minimizar el impacto negativo, mientras el tiempo toma la decisión definitiva en este dilema sin consenso… por ahora.