El legado de Steve Jobs seguirá teniendo vigencia, ya que no solo revolucionó el mundo tecnológico sino que dejó lecciones que se pueden aplicar hasta en la vida personal.
Cuando Apple estaba en una de sus crisis, el magnate empresarial implementó una peculiar regla para que la marca de la manzana mordida escalara a lo más alto.
Tras la partida de Jobs en 1985 Apple empezó a enfrentar grandes desafíos internos mientras Microsoft cerraba un acuerdo con IBM que lo posicionó como la empresa líder en el arranque de los años noventa.
Cuando el empresario regresó en 1997, encontró una compañía en una situación desesperada debido a que estaba luchando para competir con las compañías que se estaban haciendo de un nicho en el mundo de la tecnología, con una línea de productos demasiado extensa y fragmentada.
Bajo este panorama, Jobs decidió implementar «la regla del 30%», ya que descubrió que solo el 30% de los dispositivos alcanzaban un nivel de calidad y exigencia aceptable para la marca, mientras que el otro 70% se trataba de elementos que no eran realmente necesarios, o no cumplían los estándares de la empresa.
A partir de ese momento decidió eliminar aquello que consideró que no servía, y centró los esfuerzos en ese 30%, que estaba seguro que le reportaría ganancias. «Son negocios en los que, realmente, no necesitábamos estar» dijo Jobs en una entrevista en octubre de 1997, en diálogo con CNBC.
El plan de Jobs tuvo rechazo en el seno de la empresa ya que llevó al despido del 31% de los trabajadores, aproximadamente 4.100 personas, sin embargo la historia le dio la razón.
«Examinamos la futura hoja de ruta y lo que encontramos fue que el 30% de los productos eran increíblemente buenos, mientras que alrededor del 70% no eran tan buenos o eran cosas que no requeríamos hacer», acotó Jobs en la entrevista.
El magnate catalogó su estrategia como «muy positiva» porque garantizaría que cada dispositivo lanzado cumpla con los más exigencias estándares de calidad y de excelencia.
Extrapolando el mundo tecnológico, la regla del 30% sirve para encontrar la esencia de las cosas, perfilar los puntos fuertes y anticipar las necesidades antes de que se hagan evidentes.