El último documental de Netflix “La reina Cleopatra» no se había estrenado y ya había recibido numerosas críticas de expertos, e incluso del propio gobierno egipcio, por desafiar la exactitud histórica de la famosa faraona.
La serie de cuatro episodios cuenta la historia de Cleopatra VII, incluido su reinado y vida como monarca de Egipto, así como sus asuntos con líderes romanos como Julio César y Marco Antonio.
Cleopatra es interpretada por la actriz afroamericana Adele James, y tras su estreno recibió duras críticas de la audiencia, convirtiéndose en la peor valorada en la historia de la plataforma de streaming.
Muchos de los comentarios coincidieron en que la producción es sumamente aburrida y somnífera, señalando además una mala interpretación de la reina, al no respetar su cultura ni su historia real.
Las valoraciones positivas en RottenTomatoes, sitio especializado en producciones cinematográficas, llegaron apenas a 11%, mientras que sólo 2% indicó que le gustó la serie.
En IMDb el público lo calificó con 1,1 puntos en base a 10, mientras que, en Metacritic, la crítica la valoró con un 45/100.
También se coronó como uno de los peores índices de audiencia en la historia de la televisión estadounidense, sin duda, un fracaso sin precedentes para Netflix.
«Cleopatra era griega, lo que significa que era de piel clara, no negra», afirmó el reconocido arqueólogo egipcio Zahi Hawass.
Esta mini serie forma parte de la serie Reinas de África, disponible en la plataforma streaming en la que narran la historia de las figuras femeninas más relevantes que alcanzaron el poder.
La productora general del proyecto, la actriz Jada Pinkett Smith, señaló que se realizó una investigación exhaustiva de la última reina de la dinastía ptolemaica, que gobernó entre los años 51 y 30.
Estas investigaciones concluyeron que Cleopatra era “negra”, por lo que el resto de su familia también eran del mismo color.
Sin embargo, Smith culpó a «los supremacistas blancos» de las pésimas críticas de esta producción.
