Un estudio de la Universidad de Kent, en Reino Unido, ha puesto fin al extenso debate sobre las preferencias de las mujeres con respecto al tamaño del miembro viril masculino.
Los investigadores publicaron unas estadísticas que revelan que el problema no está precisamente en el tamaño del pene, sino en el tabú que rodea las preferencias sexuales femeninas.
En el estudio se analizaron 265 juguetes sexuales, en el que se evaluaron diversos factores como el tamaño, el material, el precio y las opiniones de los usuarios.
Los resultados fueron interesantes, ya que mostraron que el grosor de la circunferencia del pene supera a la longitud, con respecto a las preferencias de las mujeres. Esto desecharía lo que reza aquél viejo adagio: «mientras más grande, mejor».
El análisis concluyó, a diferencia de lo que se pensaba, que las mujeres no le dan mucha importancia al tamaño grande del pene.
Otra investigación publicada en el en el World Journal of Men’s Health, reveló que el tamaño del pene ha crecido un 24% a lo largo de los últimos 30 años.
Aunque algunos pudieran pensar que esta descubrimiento es una buena noticia, en realidad los expertos advierten que este hallazgo es «preocupante».
Los investigadores de la Universidad de Stanford, temen que la «inflación fálica» se deba a hábitos poco saludables, ya que podría ser consecuencia del consumo excesivo de comida chatarra, el sedentarismo o la contaminación.
«Cualquier cambio general en el desarrollo es preocupante, porque nuestro sistema reproductivo es una de las piezas más importantes de la biología humana», dijo el Dr. Michael Eisenberg, autor del estudio, al blog Scope de Stanford Medicine.
En esta investigación se analizaron 75 estudios con datos de más de 55.000 hombres, entre 1992 y 2021, y estuvo centrado en la longitud del pene erecto.
La conclusión reveló que la longitud del pene en erección se está alargando, de un promedio de 121 cm, a 15,2 cm en los últimos 29 años. Sin embargo, se necesitan más estudios para confirmar los hallazgos para determinar la causa de estos cambios.
«Lo que encontramos fue bastante diferente de las tendencias en otras áreas de fertilidad y salud masculina», apuntó Eisenberg.
