Lasaña de Colgate y Samsungs explosivos: Museo celebra el fracaso en Suecia

Un museo un poco particular localizado en Helsingborg, Suecia presenta una colección de productos y servicios fallidos de todo el mundo. 

El Museum of Failure muestra estos fracasos para brindar a los visitantes una experiencia de aprendizaje fascinante. Cada artículo proporciona una visión única del arriesgado negocio de la innovación, refiere National Geographic.

El museo tiene como objetivo estimular un debate productivo sobre el fracaso e inspirar a la gente a asumir riesgos significativos.

Fue creado por el Dr. Samuel West, psicólogo licenciado, doctorado en Psicología Organizacional.

Los visitantes pueden encontrar de todo, desde gadgets tecnológicos abandonados como el Apple Newton o las Google Glass, hasta productos alimenticios como la Coca-Cola BlāK y la lasaña de Colgate, producto de un intento de la empresa de producir platos congelados.

«Me agotaba el constante culto al éxito, la forma en que, como sociedad, glorificamos el éxito y estigmatizamos el fracaso», explicó West.

«Veo historias de éxito por todas partes, pero no suele haber ni rastro del hecho de que el éxito implica fracasos o errores, o de las dificultades que se encuentran por el camino», agregó.

Destacó que estaba buscando nuevas formas de transmitir la importancia del fracaso.

Los objetos de la colección deben cubrir los criterios de innovación de West, no ser meros fracasos. «Por ejemplo, los Samsung Note que explotaron: eso fue un mal control de calidad. No estaban traspasando fronteras o intentando algo nuevo, simplemente la fastidiaron».

El fracaso genera placer

El alemán ha acuñado una palabra para ello: schadenfreude, que combina schaden («daño, desgracia») y freude («alegría») y que significa «alegría ante las desgracias de los demás». Los estudios psicológicos sobre el schadenfreude suelen centrarse en niños, que todavía son relativamente inocentes ante el mundo exterior.

Un estudio de 2014 descubrió que era probable que los niños de dos años sintieran felicidad al ver que alguien a quien consideraban un rival experimentaba dolor. Las investigaciones en adultos muestran que factores como la baja autoestima y la sensación de inferioridad aumentan los niveles de schadenfreude.

El Museo del Fracaso apela a esta sensación innata. Los visitantes también pueden experimentar catarsis al admitir sus propios fallos dejando Post-It en la pared o revelándolos en una cabina de confesión de fracasos.

El progreso depende correr riesgos y el Museo del Fracaso ha demostrado ser todo un éxito. Como la colección aumenta, se inauguró en 2017 una segunda localización en Los Ángeles.

Algunos objetos se embarcarán en un viaje mundial que comenzará en Toronto en julio.

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