Este lunes 5 de agosto de 2024, los mercados financieros globales vivieron una jornada de fuerte caída. En España, el índice Ibex 35 bajó un 3%, mientras que el índice Nikkei en Japón tuvo su peor jornada desde 1987, con una caída del 12,4%.
En Estados Unidos, los futuros de Wall Street pronosticaron una apertura negativa, con descensos entre el 2,5% y el 3%.
La razón de esta caída se encuentra en la publicación de un decepcionante dato de empleo en Estados Unidos. En julio, se crearon solo 114.000 empleos, muy por debajo de los 175.000 esperados, y la tasa de desempleo aumentó al 4,3%.
Estos datos debilitaron la confianza de los inversores en la capacidad de la economía estadounidense para soportar los altos tipos de interés sin entrar en recesión.
Impacto del yen y políticas del Banco de Japón
La reciente apreciación del yen y la política del Banco de Japón de aumentar los tipos de interés también afectaron a los inversores, especialmente a aquellos que utilizan estrategias de carry trade.
Este fenómeno provocó ventas masivas de activos de riesgo, contribuyendo a la inestabilidad global.
Precedentes históricos de crisis financieras
Las crisis financieras no son nuevas y han sido recurrentes en la historia. Muchas características de la situación actual tienen paralelismos con eventos pasados.
El Lunes Negro de 1987
El 19 de octubre de 1987, conocido como «Lunes Negro», el mercado de valores de Estados Unidos colapsó, con el índice Dow Jones cayendo un 22,6% en un solo día. La crisis se extendió rápidamente a otros mercados globales, incluido Japón.
Este evento ocurrió en un contexto de alta volatilidad, similar a la situación actual, y fue exacerbado por la falta de mecanismos de protección y la reacción en cadena de los inversores.
La crisis financiera de 2008
Otra crisis relevante fue la de 2008, desencadenada por la burbuja inmobiliaria y las hipotecas subprime en Estados Unidos.
Esta crisis llevó a la quiebra a grandes instituciones financieras y provocó una recesión global. Al igual que ahora, la confianza excesiva en ciertos sectores y la falta de regulación adecuada fueron factores cruciales.
La crisis de 2008 resultó en una revisión significativa de las políticas financieras y la implementación de medidas para evitar futuras catástrofes.
El Crack del 29 y la Gran Depresión
El crash bursátil de 1929 y la subsecuente Gran Depresión son quizá los eventos más estudiados en la historia de las crisis financieras. Iniciado por una especulación desenfrenada y una economía inflada, el colapso del mercado de valores en octubre de 1929 llevó a una década de dificultades económicas.
El desempleo se disparó, y la producción industrial cayó drásticamente. La lección principal de este período fue, o debería haber sido, que la supuesta capacidad de «autorregulación» de los mercados capitalistas es una mera ficción ideológica.
Significado socioeconómico del acontecimiento
Desde una perspectiva socioeconómica, este nuevo «Lunes Negro» revela la inherente inestabilidad del sistema financiero global, que está intrínsecamente vinculado a las dinámicas de acumulación y crisis del capital.
Las fluctuaciones en los mercados bursátiles son, en última instancia, una manifestación de las contradicciones inherentes al sistema capitalista.
Acumulación y sobreproducción
La acumulación de capital y la búsqueda incesante de beneficios llevan a una sobreproducción de bienes y servicios, creando desequilibrios en la oferta y la demanda.
Cuando las expectativas de beneficios no se cumplen, como ha sido el caso con los débiles datos de empleo en Estados Unidos, los mercados reaccionan negativamente, desencadenando ventas masivas y caídas en los índices bursátiles.
Concentración de capital
El papel central de las grandes empresas tecnológicas en el reciente rally bursátil y su posterior caída ilustra la concentración de capital en unos pocos actores clave.
Estas empresas han capitalizado el crecimiento de la inteligencia artificial y otras tecnologías emergentes, pero sus elevadas valoraciones las hacen vulnerables a cambios repentinos en las expectativas del mercado.
Esta concentración crea una dependencia excesiva en un número limitado de empresas, aumentando el riesgo de inestabilidad sistémica.
Crisis cíclicas
La historia de las crisis financieras muestra que estas son cíclicas y recurrentes, reflejando las fases de expansión y contracción del capital. Cada crisis revela las limitaciones estructurales del sistema y la incapacidad de las políticas monetarias y fiscales para prevenir estos colapsos.
La reciente subida de tipos por parte del Banco de Japón y las decisiones de la Reserva Federal son intentos de gestionar estas crisis, pero a menudo solo posponen lo inevitable.
Este «Lunes Negro» es un recordatorio de la naturaleza cíclica de las crisis financieras y la fragilidad del sistema capitalista. Al observar los precedentes históricos, se puede entender mejor las causas y posibles soluciones a estas situaciones.
La sobrevaloración de activos, la debilidad en los datos económicos y las políticas monetarias son factores clave que deben gestionarse cuidadosamente para evitar futuras crisis.
Fuente: Canarias Digital