Esta semana, el Gobierno de Guinea Ecuatorial declaró alerta sanitaria por un brote del virus de Marburgo, el cual ha causado la muerte de al menos nueve personas en la provincia de Kie Ntem.

El ministro de Sanidad, Mitoha Ondoo Akeyaba, aseguró que hay 16 personas que estuvieron en contacto con algunos de los fallecidos, por lo que se encuentran en cuarentena y aislados en varios hospitales para prevenir una extensión del brote.

La fiebre hemorrágica de Marburgo es una enfermedad muy similar al ébola, con una letalidad extremadamente alta, la cual es provocada por un virus cuyo huésped es el murciélago de la fruta.

¿Cuáles son sus síntomas?

Este virus es uno de los patógenos más peligrosos conocidos en la actualidad, debido a que tiene la posibilidad de propagarse rápidamente por el organismo, infecta y destruye las células en la sangre, hígado y piel.

Una vez el huésped se ha infectado, el virus se incuba entre cinco y diez días después, presentando fiebre repentina, dolor de cabeza y fuertes dolores musculares_; además, algunos pueden presentar hemorragias en la piel y las mucosas.

En los casos más graves, las personas pueden padecer parálisis neurológica o shock hemorrágico. Sin cuidados médicos intensivos, la mayoría de los infectados mueren.

¿Cómo se transmite?

Este virus se transmite a través de los fluidos corporales tales como: sangre, orina o saliva. Como el virus no dura mucho fuera del cuerpo, las infecciones por gotitas a través del aire son extremadamente inusuales.

¿Cómo se trata este virus?

Los pacientes infectados suelen necesitar cuidados intensivos, por lo que tienen que ser completamente aislados por el alto riesgo de infección. Hasta ahora, sólo es posible tratar los síntomas del virus.

Entre los tratamientos más comunes hallamos: infusiones para evitar perder líquidos, con electrolitos para reponer las sales de la sangre y gran cantidad de glucosa para regular el equilibrio de azúcar.

También son utilizados los fármacos para estabilizar la tensión arterial, reducir la fiebre y detener la diarrea y vómitos que puedan aparecer. En algunos casos, el paciente podría requerir una transfusión de sangre y agentes coagulantes para detener cualquier pérdida de sangre.

La muerte suele producirse entre ocho y nueve días después de la aparición del virus y suele ser resultado de una grave pérdida de sangre. Aún no existe una vacuna aprobada para detener esta enfermedad.