La vorágine de los medicamentos para controlar el peso, no solo espantan el apetito, sino que también generan un impacto en la millonaria industria de alimentos envasados.
Los fármacos GLP-1, como Ozempic y WeGovy, emulan una hormona que manda una señal al cerebro que indica que está saciado, y hace que las personas coman menos y más sano.
Estos resultados son alentadores para las personas que quieren rebajar, pero van en detrimento de las cadenas de «comida chatarra», que elaboran alimentos con alto contenido de grasa y azúcar.
En tal sentido, Walmart ha notado un «ligero retroceso en la canasta general» entre las personas que consumen el medicamento para controlar el peso, con respecto al resto de la población, aseguró John Furner, director ejecutivo de Wallmart EEUU.
Por su parte, el banco británico Barclays advirtió que la popularidad de estos medicamentos podría frenar la demanda de productos de empresas como PepsiCo, famosa por la fabricación de bebidas azucaradas y snacks como Cheetos y Doritos.
Otras cadenas de comida rápida, como McDonald ‘s, KFC y Domino’ s Pizza también deberían rediseñar sus menús por una oferta más saludable, ya que más del 70% de las personas que consumen los medicamentos, dijeron que visitaban con menos frecuencia los restaurantes de comida rápida.
Sin embargo, aún hay poca evidencia que sugiera que este tipo de restaurantes deba cambiar sus menús de la noche a la mañana, según señala un informe de Morgan Stanley.
Una de las razones es que estos medicamentos están dirigidos principalmente a la clase más alta, debido a su alto precio y las limitaciones para su uso.
«El consumo de refrigerios salados indulgentes que se considerarían ‘comida chatarra’ generalmente es excesivo entre las personas de bajos ingresos, que probablemente no sean los principales usuarios de estas drogas», señaló Nik Modi, analista de RBC.
Según un informe de Trilliant Health, se recetaron 9 millones de medicamentos para bajar de peso en EEUU en el cuarto trimestre de 2022, y se estima que 24 de millones de estadounidenses podría estar consumiendo medicamentos para suprimir el hambre, según Morgan Stanley.
Es por ello que empresas como Krispy Kreme, una opción popular para los amantes de las donas, está preocupada por el auge de estos medicamentos.
De hecho, la empresa calificadora de riesgo, Truist Securities, rebajó la calificación de sus acciones, y redujo el precio objetivo a US$13 desde US$20, por el auge de los medicamentos para bajar de peso.
«Creemos en el modelo Krispy Kreme. Sin embargo, nos resulta difícil recomendar el nombre al menos hasta que la onda GLP-1 haya comenzado a formarse», señaló Bill Chappell, uno de los directores de la calificadora.
Chappell confesó que desconoce el impacto de los GLP-1 en el consumo general de alimentos. «Es demasiado pronto para que haya una estimación», precisó.