Los familiares de los 10 trabajadores atrapados desde el 3 de agosto en una mina de carbón en México, después de que una inundación provocara un derrumbe en las galerías en las que trabajaban, aceptaron este lunes, el final de la operación de rescate, según reportaron medios mexicanos.
Sin embargo, queda el consenso final de las esposas de los mineros sobre suspender o no definitivamente los trabajos de rescate. Mientras tanto, se levantará una capilla en memoria de los trabajadores en el lugar del accidente, tras casi cuatro semanas de intentos frustrados de rescatarlos con vida.
Incluso, el presidente Andrés Manuel López Obrador, ha declarado en las últimas semanas con un cambio sutil en su discurso, pues pasó de hablar de “rescate” a “recuperar los cuerpos”. En este sentido, el mismo Gobierno mexicano aseguró hace unos días que los trabajos podrían extenderse entre 6 y 11 meses, un plan que las familias de los mineros descartaron.
No obstante, este domingo familiares de los mineros y representantes del Gobierno discutieron una nueva estrategia de rescate, además de establecer una posible indemnización. En este punto, el primer mandatario resaltó en una rueda de prensa en Nuevo León que “hubo consulta con especialistas de Alemania y Estados Unidos. Nos proponen un rescate haciendo unos tajos, de esa manera podemos rescatar los cuerpos de estos mineros”.
El jefe de Estado se pronunció sobre la última reunión que sostuvieron con los familiares de las víctimas y su negativa inicial a la nueva propuesta del plan de rescate. “Las 10 familias están de acuerdo que se lleve a cabo este trabajo. No aceptaban por el tiempo, porque nos va a llevar más tiempo el rescate, y ellos quisieran que fuese lo más pronto posible”.
Desde que los mineros quedaron atrapados el pasado 3 de agosto, se inició una operación de rescate que contó con la ayuda de expertos de la comunidad internacional, pese a eso, no ha sido posible rescatarlos con vida, debido a las grandes dificultades en la operación. Rescatistas confirmaron que el nivel de agua en los túneles era inabarcable y existía un riesgo constante de provocar un nuevo colapso.
El mayor miedo de los familiares de los mineros atrapados en esta mina es que se repita el caso de Pasta de Conchos en 2006, en la cual 65 mineros murieron en una explosión de gas, de los cuales, 63 cuerpos nunca fueron recuperados.
