Microsoft presentó su ambicioso Proyecto Silice, una nueva tecnología de almacenamiento avanzado que ofrece ventajas superlativas con relación a los actuales discos duros, entre ellas una duración de al menos 10.000 años.
Esta innovación utiliza láminas de vidrio de cuarzo como soporte para almacenar los datos, atrás quedaron los discos magnéticos, los chips de memoria flash y las memorias USB.
«La tecnología magnética tiene una vida útil finita. Hay que seguir copiando los datos a las nuevas generaciones de medios. Una unidad de disco duro puede durar cinco años» explicó Ant Rowston, ingeniero de Proyecto Sílice.
Además agregó que esos medios de almacenamiento son «tremendamente insostenibles si se piensa en toda esa energía y recursos que estamos utilizando» apuntó Rowston.
Entre las bondades que presentan estas láminas se encuentran su resistencia a los pulsos electromagnéticos, a las temperaturas extremas y al agua, y además, su uso es mucho más amigable con el medio ambiente que los discos duros actuales.
Sin embargo el dato que más destaca es su capacidad de almacenamiento, ya que una de las láminas puede contener varios terabytes de datos, lo suficiente como para almacenar 1,75 millones de canciones.
«Los datos se almacenan en vidrio mediante un proceso de cuatro pasos: escribir con un láser de femtosegundos ultrarrápido, leer a través de un microscopio controlado por computadora, descifrar y, finalmente, almacenar en una biblioteca», dijeron representantes de Microsoft.
Otra dato relevante es que una vez escritos los datos dentro del cristal, es imposible cambiarlos. «Esta tecnología nos permite escribir datos sabiendo que permanecerán sin cambios y seguros», aseguró Richard Black, director de investigación del proyecto.
El proyecto aún está en su etapa de desarrollo, por lo que necesita pasar por cuatro etapas más antes de estar disponible comercialmente, aunque ya está siendo utilizada por la compañía Elire, en el proyecto Global Music Vault. La Bóveda Mundial de la Música, ubicado en el lugar más seguro del mundo, en el archipiélado de Svalbard en en norte de Noruega.
En este lugar coexiste con la Bóveda Mundial de las Semillas y el Archivo mundial del Ártico.