Ciudad de México se ha convertido en un punto crucial para miles de migrantes que buscan asilo en Estados Unidos. Esto ocurre desde que el gobierno de Joe Biden impuso restricciones significativas a los solicitantes de asilo.
La aplicación CBP One, creada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés), es una de las pocas vías disponibles para obtener una cita en la frontera suroeste de Estados Unidos.
Debido a las limitaciones, campamentos improvisados han proliferado en la capital mexicana. Alí los migrantes viven en condiciones precarias y en un limbo que puede durar meses.
De tránsito a estancia temporal
Históricamente, los migrantes evitaban detenerse en Ciudad de México. Buscaban llegar lo más rápido posible a la frontera con Estados Unidos. Sin embargo, la situación ha cambiado.
Los peligros en las ciudades fronterizas del norte, junto con la represión de las autoridades mexicanas, han convertido a la capital en un destino temporal para aquellos que esperan una cita de asilo.
Los campamentos, aunque provisionales, se han convertido en refugio para muchos migrantes como el venezolano Eliezer López, quien prefirió quedarse en la capital a enfrentarse a las duras condiciones de las ciudades fronterizas.
La seguridad relativa de Ciudad de México, sin embargo, no está exenta de dificultades. Los espacios en los albergues son limitados y los migrantes a menudo quedan a la deriva, sin apoyo significativo del gobierno local.
Viviendo en condiciones extremas
Al llegar a Ciudad de México en abril, López consideró alquilar una habitación, pero los altos costos lo obligaron a buscar otra opción. Como muchos otros migrantes, optó por vivir en un campamento improvisado, donde las carpas y lonas se amontonan formando lo que los residentes llaman «ranchitos».
Estos refugios precarios ofrecen una mínima protección contra el clima extremo de la ciudad.
En el céntrico barrio de La Merced, uno de los campamentos más grandes de la capital, hasta 2.000 migrantes han llegado a vivir en condiciones similares.
A pesar de los esfuerzos por organizarse y mejorar las condiciones de vida, los residentes enfrentan brotes de enfermedades y problemas de higiene. La incertidumbre y la espera prolongada afectan también su salud mental, según expertos de Médicos Sin Fronteras.
Tensiones crecientes con la comunidad local
Las tensiones entre los migrantes y los residentes de la ciudad no han dejado de aumentar. En algunos casos, han llevado a desalojos masivos y a protestas de los vecinos.
En abril, los residentes de la colonia Juárez bloquearon calles exigiendo que el gobierno tomara medidas para solucionar la crisis migratoria. En otros campamentos, como el de Vallejo, los migrantes enfrentan actos de hostilidad por parte de los locales.
A pesar de los desafíos, los migrantes como Sonia Rodríguez, una salvadoreña que ha vivido en un campamento durante 10 meses, continúan luchando por una vida mejor, aunque las condiciones sean adversas.
Esta situación refleja la crisis migratoria en México, donde miles de personas esperan, con esperanza, poder cruzar la frontera y encontrar un futuro más prometedor en Estados Unidos.
Con información de AP