El pueblo israelí nuevamente se hizo presente en las calles, para protestar contra Benjamín Netanyahu; los manifestantes burlaron las vallas metálicas instaladas por las autoridades y tomaron las principales avenidas de varias ciudades y se enfrentaron,por momentos, a la policía montada.
Bajo el llamado «Día de Resistencia a la Dictadura» se proclamó el mayor movimiento de protestas de la historia de Israel, con manifestaciones durante once semanas consecutivas, que congregaron el récord de medio millón de asistentes.
La denuncia principal se centra en no permitir la reforma judicial impulsada por Netanyahu y su gobierno, el más derechista de la historia de Israel, cuyo verdadero objetivo sería dar un «golpe de Estado a la democracia» y quebrantar la independencia de la Justicia.
La reforma judicial otorga al Ejecutivo control total en el nombramiento de jueces, lo que ha provocado un fuerte rechazo en amplios sectores que conforman la estructura política del país, desde intelectuales, médicos y empresarios, hasta militares, científicos y banqueros.
Por su parte, el Presidente Herzog propuso una reforma alternativa, que llamó «Directriz Popular», y que busca un punto medio entre el equilibrio actual de poderes y la reforma gubernamental.
Mientras Netanyahu rechazó la propuesta, al considerar que no brinda el equilibrio requerido a los poderes.
En visita oficial en Alemania, Netanyahu se reunió con el canciller Olaf Scholz, quien expresó su gran preocupación por la reforma judicial y apoyó la iniciativa de Herzog.
Más allá de los acuerdos políticos, las manifestaciones se desplazaron hasta varias embajadas en Israel, como la alemana y la estadounidense.